Cuarenta años de causas sin olvido

y sin callar palabras,

sembrados uno a uno con tus manos

y sin tocar las brasas,

cuarenta años y siempre bien vividos…

espiga alborotada,

sin ausencias y juntos como hermanos.

 

Cuarenta años de tiestos en mis huertos

sin callar las verdades

sembradas una a una por tus besos

y tomadas del aire.

Cuarenta años de  esperanzas, sin bostezos,

y otro tanto de tiernos juramentos.

 

Raudas noches, ricas brisas de luna

y con el sol encima,

aislado, sin olvido ni tormentas,

la luz crepuscular,

tu mente reluciente entre la bruma

cual caminante ciego

tratando de engarzar mis pensamientos.

 

Y surgieron las voces ancestrales

en el dintel oscuro,

del brillo de la aurora y tus antojos,

del tiempo que es de piedra

y del templo de olímpicas vestales

en la friolenta cumbre

y el vértice de aquellos mis añoros.

 

Rendí mi amor a todos tus sonrojos,

y al proceloso rastro

para hundirme en abismos celestiales

sin cuerpo y sin deidades,

besé meditabundo aquellos ojos

en la cuenca de tus tiempos otoñales.

 

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Comentario

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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