Quiero que sepas, dama increiblemente generosa en cariño, exquisita como el pan recién horneado, toda belleza, que haberte conocido -¿por obra y gracia del azar?- fue lo más hermoso y alentador ocurrido en mi azarosa vida llena de temores, de miedos, de vicisitudes y de incredulidades.
Y yo deseaba estar cercano a tu corazón y que tú lo estuvieras del mío, pero esa timidez campesina de la que me siento orgulloso, aunque tenga centurias o quizás milenios viviendo en ciudades, amables unas, antipáticas otras, me impedía transmitirte ese sentimiento, que a pesar de ser puro como la inocencia de un niño y cristalino cual el agua del río de nuestro pueblo, se resistía a salir de su covacha.
Pero tú -benditas seas mujer por los ángeles que protegen a los tímidos- entraste a mi solitario mundo de poeta para ofrecerme tu amistad, pan hecho por ti, techo acogedor y lecho. Desde entonces moras en mí. ¿Moro yo en el tuyo?
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
© 2025 Creada por Aimee Granado Oreña-Creadora. Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!
Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME