Anoche dejaste la puerta abierta
sobre tu sillón dormía, tu alma de mujer inquieta
Abrazabas con tal nostalgia el teléfono
esperando angustiosamente una llamada
Me acerqué lentamente y abrí la guía telefónica
queriendo adivinar, el número de tu pena honda
pero en el dulce secreto que te guarda
cegó mis ojos, no me dijo nada
Supe del dolor que a tu ser embarga
cuidé de tu…