Cuadragésimo quinto movimiento (notas místicas o mundanas)

A Laureano Albán

Al fin te llegó la hora de ir a soñar

y ser solo espíritu de la palabra.

Ya no te devolviste con tus libros atados

a los versos de la interminable enciclopedia.

Al fin te despediste dictando tu…

¿Dónde queda la otra orilla, la atávica?

¿Dónde quedaron las huellas de un jardín?

¿Dónde renunció a la beatitud

la primera pareja?



¿Qué mar atravesar, qué suampo,

qué abismo sitiado se nos hace peñasco,

saliva que busca “a tientas en la luz”,

en “la ciega certeza” que atravesó el poniente?



¿Cómo ir a esta comarca, a este refugio

ante los infortunios?

¿A quién orar, a quién llamar?



¿Por qué somos de un barro…

Dije entusiasmo y fue como recordar a Whitman,

a Darío y su  “Nenrod que todo caza”.

Dije entusiasmo, y percibí el oráculo

que quizá estaba reservado para otro.

La palabra y el vicio serán mirados;

el escrutinio cavará la sombra de su propio litigio.

Dije entusiasmo y eran los potros, no del Atila incansable,

sino los que nacen de la espuma y todo lo reinventan.

Había un sueño por el…