EN BUSCA DE IDENTIDAD Y EL SER SUPERIOR. Por LUIS TERRY ZEGARRA

EN BUSCA DE IDENTIDAD Y EL SER SUPERIOR
Por LUIS TERRY ZEGARRA

Amigos y hermanos de la UHE , les ruego ver el parcial contenido de una charla, que viene a ser  un extracto de mi próximo libro “En busca de la felicidad y el ser superior” que será prologado por nuestro presidente fundador, Carlos Garrido Chalén. Sus comentarios me servirán de mucho estímulo y para corregir los  errores que se dignen señalar.


                                                                                                             Luis M. Terry   Zegarra

                             

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Hola, que tal amigos. Soy Luis Terry Zegarra y quiero compartir con ustedes algo muy importante sobre la felicidad y la manera de cambiar nuestra vida, mediante esta charla que he titulado “En Busca de Identidad y el Ser Superior”


En cuanto ingresé a este escenario, les dije mi nombre para ver quiénes, a través de sus gestos, mostraban evidencia de que ya me conocen; en vista de eso, asumo que soy un desconocido o poco conocido.


La verdad es que no es suficiente que alguien diga: “Soy zutano o mengano” para formarnos una idea cabal de quién se trata. Para que una persona sea conocida y se ubique en el recuerdo de todos, hace falta muchísimo más que un nombre. Es necesario tener una buena reputación; por ejemplo, si usted escucha el nombre de don Perico de los Palotes, en quién piensa?            En nadie.


Es muy diferente escuchar nombrar a don José de San Martín, a Simón Bolívar, Micaela Bastidas; Gabriela Mistral, John F. Kennedy o Mahatma Gandhi, o al virtuoso del romanticismo musical clásico Ludwig Van Beethoven, lo ha escuchado?        Sabe quién fue Beethoven?. Por favor no me vaya a decir que es un perro famoso que trabaja en la película del mismo nombre.


En los libros de historia; las obras filosóficas y religiosas, encontramos miles de nombres de personas cuyos actos generaron las consecuencias que hoy experimentamos y por eso los conocemos.


Todos ellos se convirtieron en personajes memorables porque hicieron de sus vidas, vidas con sentido; entendieron el propósito de su existencia; es decir, son nombres que tienen identidad propia. El solo hecho de nombrarlos, uno se figura todo lo relacionado a ellos; en muchos casos, nos imaginamos conocerlos, tanto externa como interiormente.


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Sabemos de la vida de nuestros héroes e ídolos más que de nosotros mismos; les rendimos consideraciones y tributos; hasta estudiamos detalladamente sus biografías y los tomamos como ejemplos a seguir.


¿De quién es la fotografía que coloca en su escritorio o exhibe en su habitación? Seguramente es de la persona a quien usted admira y quisiera seguir su ejemplo. No es así?


Y qué hay de usted y de mí? Si intentáramos adentrarnos en nuestro propio interior, ¿qué espectáculo supone que veríamos?     Le voy a decir:  En caso que hayamos puesto en práctica  en práctica una elevada escala de valores, seguramente hallaríamos un verdadero tesoro espiritual. En caso contrario, nos podríamos encontrar con el horrendo espectáculo de una identidad oxidada, sucia, corroída.  Qué pena!  Pero no todo está perdido…          Al respecto les voy a contar una interesante historia. ¿Quieren escucharla?  Antes déjenme hacer algunas aclaraciones y sugerencias.


Volvamos al punto inicial. Sabe quién mismo soy?       Ya escuchó cuando le dije que soy Luis Terry Zegarra;    pero,  si acaso me llamara Juan de las Llamas o Perico de los Palotes, dejaría de ser quién soy?  Nací en una ciudad pequeña, pero muy bella y con gente maravillosa, enclavada en los ricos joyeles de los andes patacinos: Tayabamba; por lo tanto, soy peruano;    pero si fuera argentino, mejicano, chileno o uruguayo, dejaría de ser quién soy?       En cuanto a usted,  ¿podría contestar con precisión, quién mismo es?


A muchas personas les resulta casi imposible responder sobre sí mismas porque no saben, exactamente, quiénes son; a la pregunta de “quién es usted?” responden con evasivas: “si deseas saber de mí, pregunta a todos en mi barrio, ellos te informarán quién soy.   Pregunta a mi vecino, pregunta a mi hermano, a mi tío“. “Yo soy quien soy y punto”. Argumentos tan estrechos como éstos, sólo revelan pobreza espiritual en quién los formula. 


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Un letrero sobre la puerta de la escuela socrática en la Grecia antigua, decía: “Conócete a ti mismo” No era una invitación a pararse frente a un espejo para reconocerse por fuera.


Conocerse a sí mismo, significa descubrir lo que somos interiormente y la clase de principios que operan nuestra vida. Yo diría que para conocerse a sí mismo, es necesario ser uno mismo. La pregunta: “quién es usted?”,  requiere  respuestas más allá de la simple afirmación de “soy  quien soy y me llamo fulano, zutano  o mengano”  


Es menester crearse un nombre mediante actitudes desprendidas y altruistas y no sólo llevando el nombre de algún famoso personaje u ostentando un apellido ilustre o un nacionalidad extranjera.


Muchos realizan actos que ellos consideran altruistas, pero pueden no ser más que actos egoístas si aquellas personas buscan la aprobación ajena para que las vean y reconozcan por lo que hacen.   Usted no es un nombre, ni un apellido, ni una nacionalidad. Ninguna de estas condiciones son referentes precisos y válidos si usted no ha sabido imprimir su reputación como persona de bien en ellas.   Para que usted y su nombre se equiparen, ambos deben corresponderse  recíprocamente entre sí.


Si alguien que le conoce escucha que lo mencionan, su voz, su rostro, su personalidad, sus antecedentes; todo lo suyo se refleja en la imaginación de esa persona. De esta manera, su nombre y usted se convierten en el mejor referente acerca de la clase de persona que usted es. ¿Hace honor a su nombre? ¿Cree que quienes lo conocen lovinculan de inmediato con sus buenas cualidades?


 Por ejemplo, considera que tiene una buena reputación en el medio que vive,  ¿o le ha ocurrido quizás que cuando se presenta lo asocian, más bien, con alguien más importante que usted?  En tal caso, no se siente apocado cuando le preguntan aludiendo a alguien a quién consideran con mejor reputación que la suya:  “usted es sobrino, tío, padre, o pariente de fulano?  


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A mí me sucede a menudo. Le confieso que no me hacen sentir muy orgulloso las referencias externas. Prefiero las auto referencias, las auto referencias proporcionan mayor peso a nuestra identidad, ya que involucran a nuestro espíritu, a nuestro ser interior.


Séneca, filósofo, político y escritor romano, dijo, “Quien se vanagloria de su alcurnia, está alabando a otros”


Permítanme acuñar este pensamiento:  Si usted no vive apegado a la gloria de algún antepasado suyo, considérese glorioso. Tiene la potestad de ser el tronco ancestral de su propia estirpe.


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Tengo una idea en la que quiero que reflexione: En la vida se puede perder casi todo y volverlo a recuperar; pero hay una cosa que envuelve mucho más que perder dinero u otros bienes materiales. Cuando la perdemos, con ella se pierde nuestro honor, la credibilidad de nuestra palabra; nuestra riqueza espiritual y no queda de nosotros más que un caparazón vacío, un cuchillo sin hoja y sin mango. ¿Ha visto alguna vez un cuchillo sin hoja y sin mango? Pues, eso es lo que queda de alguien que ha perdido ese invalorable tesoro.


En concreto, ¿de qué estamos hablando? Estamos hablando del mejor patrimonio quepodemos ostentar: Una buena Reputación.    Su reputación es la suma de conocimientos, valores y principios almacenados en su esqueleto mental, evidenciada en sus actos, actos que darán un verdadero sentido a su vida.


Hablo de un sentido a su vida porque, éste le va a abrir las puertas al éxito y a todas las posibilidades. La mala noticia es que, como todas las cosas buenas de la vida, una buena reputación no se puede adquirir fácilmente en un supermercado, ni mediante palabras mágicas, caras bonitas, cuerpos esculturales o por casualidad; esos factores no intervienen en la creación de  una buena reputación,  ni de nuestra espiritualidad.


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Hablando de espiritualidad, el problema de mucha gente es el del desconocimiento sobre nuestra propia conformación individual. Es un error creer que somos algo que no somos. No somos personas materiales con un cuerpo espiritual, somos personas espirituales con un cuerpo material.


A diferencia de los animales, el hombre no se limita a nacer, crecer y reproducirse, debe encontrar una finalidad y un significado a su existencia; al no encontrar esa finalidad, se siente incompleto e insatisfecho. Eso se debe a que el hombre fue creado perfecto.Constituye el mayor éxito de la Creación de Dios.  La perfección es la sustancia de la naturaleza humana. Hemos nacido con un deseo permanente de perfeccionamiento. El no conseguir ese deseo, nos produce insatisfacción.


Esta es otra paradoja que pocas personas entienden, confunden insatisfacción con el deseo nunca satisfecho de crear, de asociarse, de ser, de crecer en sentido espiritual. En definitiva, toda persona busca tener éxito El éxito es la perfección  progresiva de nuestras metas predeterminadas y valiosas.


Es mi deseo más ferviente que esta disertación le ayude a reexaminar su vida y a coronar la escalera del éxito lleno de prosperidad, felicidad y realización humana, entendiendo que el éxito nunca se consigue solo; por lo tanto, nada de lo que poseemos deberíamos disfrutarlo solos. Sencillamente porque nada es nuestra propiedad absoluta.


Ninguna entidad de beneficencia o de caridad existiría si no fuera porque a través de ellas, las personas exitosas de todo el mundo comparten el fruto de sus éxitos con quienes más necesitan.


Conoce la frase bíblica: “Hay más gozo en dar que en recibir”?  Al margen de que este principio sea cristiano y usted no lo sea, satisfaga la sed espiritual, inscrita en su naturaleza, disfrutando de la esencia de la vida, que está, tanto en Dar como en Recibir.  


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Permítame formular esta pregunta: En el fondo, muy en el fondo de su ser, ¿no ha tenido el presentimiento que su vida tiene una finalidad mucho más grande que la de ahora?


Una vez leí esto, no recuerdo dónde: “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”Esta frase es un juicio que expresa algo correcto o incorrecto dependiendo del sistema de valores con el que la juzgue.


 Para la mente, un juicio es un instrumento que usa para sentirse bien en sí misma y nada más; su trabajo no consiste en conceptualizar ni calificar lo que es moralmente correcto. Tampoco se ocupa de hacerlo feliz, ni lo ayudará intencionalmente a cambiar su vida. No distingue lo bueno de lo malo; por lo tanto, no establece diferencias entre principios y valores, ni éstas cosas de aquellas que no lo son. La toma de decisiones, es actividad consciente de su cerebro, no de su mente.


La responsabilidad de ser feliz es suya; elegir el camino que le permita serlo, esprerrogativa suya. Ahora bien, dependiendo de lo que usted entiende por felicidad o éxito, puede elegir el medio que lo impulse al fin deseado.


Su propio sistema de valores le dará la pauta para que su ascenso a la escalera del éxito sea mediante actos altruistas que lo harán feliz y darán sentido a su vida.


Hay personas que no saben si su vida la manejan ellos o si está gobernada por su ego.


 Las personas controladas por su ego, no viven una vida enteramente suya; es como si su alimentación dependiera de la adulación y la aprobación ajenas; pero lejos de alimentarse literalmente; literalmente se hinchan.


 El orgullo hincha, infla. Las personas hinchadas de orgullo se trepan, no suben, se trepan a la escalera del éxito y hasta pueda que lleguen a pisar el último escalón de arriba; pero muchos años después, en un hospital o en un hospicio cualquiera, terminan dándose cuenta, como dice el Dr. Stephen R.


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Covey,  de que la escalera estaba apoyada en la pared equivocada.   Ahí es cuando, recién entienden que a nadie jamás le importó que pasaran su existencia frente a los espejos sociales o en una estéril vida de dispendios e intercambios de adulaciones hipócritas que no pasaron de ser experiencias efímeras; que su éxito no fue real  porque el control de su vida   nunca fue suyo.


Como dijo el poeta, novelista y científico alemán Johann Wolfgang von Goethe“Las cosas que importan más nunca deben estar a merced de las cosas que importan menos”  Las cosas que importan más, son las cosas  altruistas y solidarias porque se basan en el amor y en el interés común.


Deseo formular unas preguntas: ¿Cree usted en la vida después de la muerte? ¿Cuántos de ustedes creen que hay vida después de morir?  Levanten la mano.  ¿Cuántos de ustedes creen que hay vida después de nacer? ¿Cuántos, de veras, creen estar vivos? ……ja


Quiero citar al poeta mejicano del siglo XIX  Antonio Muñoz Feijoo, con esta estrofa:       


                     No son muertos los que en dulce calma 
               la paz disfrutan de la tumba fría; 
               muertos son los que tienen muerta el alma 
               y aún viven todavía!


El tiempo de vivir es hoy; el momento de ser feliz es hoy. Una felicidad postergada, es una felicidad abandonada


Las siguientes afirmaciones pueden parecer ridículas, pero así ridículamente suenan a nuestros oídos todo el tiempo: El día que consiga pareja voy a ser feliz… Sólo espero sacarme la lotería para ser feliz;  cuando deje de trabajar voy a ser feliz…Cuando ingrese a la universidad voy a ser feliz... No puedo ser  feliz  habiendo  tanta  injusticia en  el  mundo.


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La gente posterga su felicidad corriendo tras de búsquedas infructuosas, de espejismos, de motivos vacíos. Las personas que hacen esto, creen que un cambio externo tiene suficiente poder para crear felicidad permanente en sus vidas.


Si eso fuera cierto, quienes ganaron la lotería, se enriquecieron de la noche a la mañana o recibieron títulos y galardones, serían personas felices.


Esas personas solamente ganaron dinero y recibieron aplausos; su éxito sólo fue una experiencia efímera. Los galardones, las adulaciones y las abultadas cuentas bancarias,no siempre significan éxito verdadero; ni a nadie jamás, le han dado garantía de completa tranquilidad y dicha duraderas.


No tenemos nada en contra de la riqueza. No hay nada malo en servirnos del dinero; lo malo está en convertirnos en sirvientes de él. La riqueza bien habida es símbolo de éxito. La mayor honra para una persona rica, consiste en haber obtenido su riqueza a cambio de trabajo o de servicios.  El éxito no se refleja en la acumulación de bienes materiales; ni la felicidad se logra mediante cambios externos. La felicidad es una actitud interna y muy personal.  


Escuche esto:  Una vez durante un taller de “terapia para parejas”, le hicieron esta pregunta a cierta señora de unos 75 años:  “Durante los 50 años de casada que lleva, su marido le ha hecho feliz?”  Éste, que se encontraba a su lado, infló el pecho y mostró su mejor sonrisa, seguro de que su esposa  respondería que Sí, que él le ha hecho feliz. Ella, muy segura de sí misma, contestó: --No, él no me ha hecho feliz.  Yo soy feliz.    El que yo sea o no sea feliz, no depende de mi  él, sino de mí. Si mi felicidad dependiera de alguna persona, cosa o circunstancia ajena a mí, estaría en grandes problemas. Yo soy feliz --insistió.


Es que nadie puede hacerle feliz. Usted es feliz porque la semilla de la felicidad la lleva dentro. Lo más que puede hacer otra persona por usted, sabe qué?   Es echarle a perder su felicidad.


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En  el libro de Lyman Frank Baum,  “El Mago de Oz”, podemos apreciar una metáfora formidable; el hombre de hojalata, recitaba  su deseo, “Si tan solo tuviera un corazón, sería muy  feliz”; el león buscaba coraje;  el espantapájaros quería un cerebro y la pequeña Doroty Gale, simplemente  quería regresar a su casa. Dedicaron mucho tiempo y energía a la búsqueda del mago que les cumpliera su deseo, y a la larga descubrieron que siempre habían tenido lo que tanto buscaban. También descubrieron que el tal mago nunca había existido. Le suena conocido?


No se apene!  Imagínese que hay una persona encargada de proporcionarle todo lo que usted desea.


Imagine que el trabajo de esa persona fuera resolver sus problemas; buscarle pareja; conseguirle buenas relaciones; en suma, hacerle feliz. Tengo una buena noticia para usted. No necesita emprender una larga búsqueda para encontrarla.  Alégrese de saber que esa persona existe. Es usted misma.


Usted es la única persona que puede cambiar su vida. Lo que siempre ha estado buscando lo encontrará en su potencial interior. No existen los magos, ni genios, ni hadas madrinas que puedan tocarlo con una varita mágica y producir cambios en su vida. Usted es el mago. 


-o-o-o-o-o-o- Quiero citar algo que he extraído de la sabiduría popular: “Si seguimos haciendo lo que siempre hemos hecho, seguiremos obteniendo lo que siempre hemos obtenido”  Si nos miramos en los espejos sociales: padres, maestros, compañeros, amigos, correremos el riesgo de obtener información errónea respecto a nuestra vida.


Nuestra mente y nuestro cerebro son dos entidades diferentes; pero ambas funcionan de manera muy parecida a una computadora. Ésta procesa información previamente programada; si la información que obtiene se basa en datos erróneos, lógicamente los datos que arroja, tienen que ser erróneos.


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La mente almacena datos, informaciones y creencias; mientras que el cerebro,  es el órgano encargado de analizar, procesar y emitir respuestas voluntarias en base a esos esquemas.


Hay algo que necesitamos replantearnos: bajo  formatos que fuimos almacenando desde niños,  hemos ido recibiendo programaciones sin sustento contrastado.


En ese contexto, hemos ido encapsulándonos en paradigmas, tales como  el de que, a cierta edad, deberíamos jubilarnos para enclaustrarnos en cuarteles de invierno porque nuestro ciclo para hacer algo productivo ha terminado y que “la muerte, en cualquier momento, nos tiene que llegar”.


Creo que, bajo esos parámetros, el próximo paso que nos toca dar, lógicamente, tiene que ser la muerte.


Hay muchas personas que se encapsulan en paradigmas y justifican su abulia espiritual afirmando que ya lo han obtenido todo.


Sepa que no hay manera de obtenerlo todo, a menos que haya encontrado la felicidad verdadera y el amor verdadero. La felicidad verdadera es éxito verdadero y vida verdadera. Sólo si ha logrado obtener estas cosas importantes, puede decir que lo ha obtenido todo.


¿Se ha fijado en los niños camino al parque de diversiones? Corren sonrientes, alegres, por qué? –Exactamente! Ya conoce usted la respuesta: Van a divertirse. Esa es la clave para no cansarse nunca de lo que uno hace. En lugar de trabajar, diviértase. No vaya a su centro de labores con la idea de trabajar, vaya con la idea de jugar, de divertirse. Enamórese de todo lo que hace y jamás querrá dejar de hacerlo.


Dígame una cosa: Cuántos años de su vida pasó trabajando? 30, 40? Sepa que por cada 10 años de trabajo, teóricamente.   Digo  teóricamente usted dedicó sólo 1200 días, sin descontar sábados domingos y feriados; paros,


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huelgas, vacaciones, etc. ¿En cuántos de ellos se despertó alegre, cantando y feliz de ir a su trabajo?


 ¿O acaso acostumbra levantarse tarde, toma el desayuno apuradamente, tal vez vociferando?...Sale  pateando  al perro, al gato; no contesta el saludo a nadie…Por favor…!  ¿Sabe cuánta gente se queja de no tener un trabajo estable?  Piénselo. El trabajo es un don, si lo tiene  disfrútelo.


Si usted ha decidido abandonar el ascenso por la escalera del éxito, es lo mismo que volver hacia abajo y quedarse en el puro suelo. Le voy a decir que la persona sensata no se contenta con superar dos o tres metas; va más allá: busca tener el éxito. Ya dijimos que el éxito es el perfeccionamiento progresivo de nuestras metas predeterminadas y valiosas. Si usted cree que es suficiente lo que ha hecho y se sienta a cebarse de lo que hasta aquí ha conseguido, otros no se detendrán a acompañarlo, lo dejarán ahí, vencido. Hemos nacido para tener éxito. Eso demuestra el triunfo de nuestra concepción.


Si ha decidido vivir de esta manera, le aseguro que las cosas para usted han llegado a su fin, porque ya no puede esperar mayor crecimiento de allí en adelante. El reloj de su mente se irá retrasando cada vez más. 


Un reloj mecánicamente perfecto, puesto a la hora incorrectamente desde el inicio de su funcionamiento; marcará la hora incorrectamente mañana, dentro de una semana, de un año, y después de cien años. Qué hora marca su reloj mental?


 Sí usted cree que no le queda más camino por recorrer, da  lo mismo que sean las 6 de la mañana o las 9 de la noche;  siempre  estará pendiente de la hora inconscientemente, porque con esa actitud, en su mente  ha inscrito su partida de defunción y el tiempo que le queda es nada.


Piense, pregúntese: ¿Dónde comienza y dónde acaba mi vida? ¿Qué es realmente lo más importante?  ¿Vivo en un mundo amable u hostil?


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¿Qué posibilidades tengo de seguir adelante?  “Sea que creas que puedes o que no puedes, estás en lo cierto”.    Esa frase es atribuida a Henry Ford,  pero creo que otros pensadores han expresado ideas similares.


 Quiero volver a preguntarle: ¿Qué hora marca su reloj mental?


Considere los siguientes principios: que su Sí sea SÍ y su No, sea No.  No mienta.  No falte a su palabra.  Hágase cargo de su buena reputación. Nuestra mente no distingue lo correcto de lo incorrecto, pero se reserva el derecho de hacer su trabajo, que es el de encasillar sus paradigmas, esquemas y creencias.


Está sicológicamente comprobado que todo hombre actúa como la persona que cree ser. Nadie puede desempeñar un papel contradictorio a la opinión que tiene de sí mismo durante mucho tiempo. Este hecho ha marcado la pauta para la criminología policial. Los delincuentes no alteran sus métodos de acción, se saben delincuentes y conviven con sus propias tendencias criminales sin remordimientos; por lo tanto, actúan como tales, aun cuando sus actividades, en determinado momento o circunstancias, no lo sean. En cuanto a usted:  El rol principal que cumple su sistema de valores es la protección de su palabra y  su reputación de persona proba: Su palabra es su huella dactilar. Es su honor. Es su imagen personal. Es usted. 


Su imagen personal no se refleja en su riqueza, ni en sus títulos, ni en su coche. Nada de eso puede compararse a lo que usted es. Y lo que usted es, se refleja en su palabra, que tiene infinitamente más valor que todas las cosas materiales que posee. Por eso: “Que su sí, sea Sí y su no, sea No”.


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En la biblia encontramos un pasaje muy instructivo:  “Nadie que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, es apto para el Reino de Dios.


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En todos los órdenes de la vida mire hacia adelante. La vida es un viaje maravilloso y sin retorno. Lo importante en un viaje es tener idea de a dónde vamos y disfrutar del camino. Si viajamos en la maletera del coche o nos quedamos dormidos, nos perderemos los detalles que se van presentando en el trayecto y el viaje no será placentero; peor aún, no tendrá sentido.


Imagínese viajando en su “luna de miel”, pero sin llevar a su novia consigo.                           No tiene sentido, verdad? Hay cosas que no tienen sentido; sin embargo hay personas que hacen las cosas de manera absurda creyendo que tienen sentido. Imagínese a alguien manejando por una autopista con la mirada hacia atrás.  Usted se puede reír, ¿pero, acaso no hay personas que manejan su vida enfocándola hacia el pasado? Eso es como conducir un coche a toda velocidad, mirando con la vista en el espejo retrovisor.


La finalidad de mi charla no es mostrar el lado oculto de la luna. Pero pienso que descubrir nuestro lado no conocido, puede ser una tarea tan difícil, como un viaje espacial. ¿Qué piensa en el caso suyo?  ¿Cree conocerse a sí mismo? ¿Hay algo que no le gusta de usted y quisiera cambiarlo? ¿Algo que quisiera cambiar pero no lo puede hacer? ¿Cree que es posible cambiar el mundo?


Permítame decirle que lo más importante  no reside  en las preguntas, lo más importante está en las respuestas. No son las situaciones las que crean las condiciones, sino las respuestas que damos a las situaciones.


Para tener éxito en la vida, necesitamos que toda decisión grande o pequeña, sea la respuesta consciente y basada en principios del mundo que soñamos.


Visualice ese mundo, mientras maneja su vida enfocándola en ahora, no mire  el pasado. El pasado ya se fue, está enterrado en las cenizas de “Nunca”.


Se ha preguntado alguna vez, ¿qué pueden significar 300 millones de años en comparación con “nunca”?  Nunca es sólo una  palabra de cinco letras que podemos contar con la mano; pero en la medición del tiempo se convierte en una palabra inconmensurable.  Nunca es…¡Nunca!


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Finalmente, quiero recordarle que el hombre es la única criatura que tiene capacidad de crear; por lo tanto, tiene poder para reprogramar su vida. Hasta podría tener el poder de cambiar el mundo, sólo tiene que decidirlo.


Repita conmigo estas frases: “Hoy es el primer día del resto de mi vida”. “Hoy he decidido ser feliz”. “Hoy he decidido cambiar mi vida” “Quiero hacer de cada estación, la mejor estación de mi vida” Repítalas. Repítalas tantas veces como fueren necesarias para que su mente procese su nueva programación.


Cuenta el jesuita hindú  Anthony  de Mello, que un hombre rezaba para que Dios cambie el mundo. Al no obtener respuesta, le pidió que por lo menos cambiara a las personas de su entorno; mas el tiempo pasó, pero no hubo cambios. Cerca de su muerte, se dio cuenta del tiempo perdido; entonces le pidió a Dios que le ayude para cambiar él.


Para que usted pueda cambiar el mundo, conéctese con el universo adentrándose en su propio interior a través del silencio y la meditación; mírese profunda e interiormente a sí mismo; luego diríjase al Creador en oración.


No le pida que cambie el mundo; tampoco le pida que cambie a las personas que usted conoce. Pídale que le ayude a cambiar a usted primero y verá un mundo donde se refleja la imagen de usted mismo.


De hecho, les quiero narrar la historia que contaba Stephen R. Covey sobre alguien que logró cambiar su vida. Escúchenla.


Este era un hombre con una enfermedad que ningún médico podía identificar. Un día fue a ver a un médico, amigo suyo. –Puedes ayudarme? –le dijo- Tengo una enfermedad terrible y una falta de energía que me lacera el alma. Estoy desganado y sumamente entristecido. ¿Puedes ayudarme? 


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Su amigo que lo conocía muy bien, lo interrogó por unos minutos y después le dijo: –Sí, creo que sí puedo ayudarte. Te daré 4 recetas que tienes que seguirlas al pie de la letra; pero antes dime, a dónde te gustaría ir de paseo?


--No lo sé—contestó—Creo que me gustaba ir a la playa. Cuando era niño, iba a la playa con toda mi familia, lo pasábamos muy bien todo el día, mi hermano y yo, principalmente.


Pues bien- le interrumpió el médico- Irás entonces a la playa - Seguidamente,  le extendió 4 recetas que  el paciente leyó sorprendido-


-Qué?  Estas no son medicinas? Se supone que me administrarías alguna medicina. ¿Estás bromeando?


-jjaja. Espera ver la cuenta que te voy a pasar por mis honorarios y verás que no estoy bromeando. --Tienes que ir a la playa y no debes llevar radio, ni libros, ni revistas, nada que te entretenga en tanto no cumplas con las 4 recetas que te estoy dando: La 1ra. Receta la tomarás a las 9 de la mañana; la 2da. a las 12 del día; la siguiente, a las 3 de la tarde y la última a las 6.


El hombre aceptó cumplir las instrucciones del médico. Al día siguiente, ya en la playa, caminó un rato sobre la arena; aún no entendía el porqué de tan inusuales recomendaciones del médico. Por un momento se sintió burlado. Luego, leyó la primera receta:


Escuchar cuidadosamente. – ¿Qué querrá decir con esto?  Ya escuché todo lo que puedo oír y tengo que seguir escuchando por tres largas horas más?.  ¿Y qué hay de mis compromisos sociales? Yo soy una persona muy importante; me espera tanta gente que necesita de mí, y yo aquí en la playa perdiendo mi valioso tiempo?. Esto parece una burla de mi amigo...En fin, vamos a ver qué es lo que quiere de mí—Y se dispuso a poner atención.


-Bueno, oigo el cantar de las aves, oigo el murmullo del mar, la brisa cruzando el espacio, oigo el ruido del viento; hasta puedo oír el caminar de los cangrejos sobre la arena…Mientras más escucho más oigo.


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 El hombre empieza a quedarse callado, se queda quieto, tendido sobre la arena con los ojos cerrados. Siente que disminuye el ruido frenético de su mente; mientras más atención presta, más escucha el suave murmullo de la naturaleza.


Así después de un rato se pone eufórico -Qué me pasa?- dice para sí- Hace mucho que no me había sentido así-- Piensa más y más en aquella sensación casi desconocida, casi olvidada.


Ahora estaba ansioso por tomar la segunda receta, porque realmente había disfrutado de la primera. Saca la segunda receta y lee con asombro:


-- Tratar de retroceder  – Qué significa esto? Tratar de retroceder?…--Bueno, tal vez debo comenzar a retroceder hacia el pasado.  --Así que comienza a adentrarse en su mente y a escarbar en su memoria-


--Recuerdo mi infancia, cuando inocentes jugábamos con mi hermano y los otros niños. ¿Pero por qué viene a mi mente esta asociación de ideas de tiempos tan lejanos?


-Éramos felices. Salíamos toda la familia de paseo y jugábamos con el aire y el agua del mar; luego hacíamos castillos de arena  y todos reíamos divertidos cuando subía la marea y se llevaba nuestras “obras de arte”.


Sus pensamientos que se mezclaban con livianos suspiros y se confundían con el suave murmullo del mar, continuaron por espacio de 3 horas.


 Aunque realmente estaba afectado por los recuerdos de su pasado, se sentía igualmente afectado por un aguijón prendido en su conciencia debido a su vida privada y desfilaba por los pasillos de su mente una procesión de sentimientos encontrados.


Ahora estaba ansioso por leer la 3ra. Receta.


La tercera receta,  era  la más difícil, era la receta clave, las otras dos eran la preparación para ésta. Lo adentró en su vida interior con mucha más fuerza.


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Reconsiderar tus obras. ¿Debo reconsiderar mis obras? –  Meditó mucho rato; luego, se tomó la cabeza con ambas manos y lloró  avergonzado.                         --Ahora entiendo la importancia de las recetas que me dio mi amigo. Sé el propósito de mi existencia. Sé cuál es el sentido que debo dar a mi vida. Ahora sé porqué estoy aquí. Entiendo que debo reconsiderar mis obras.


Fue difícil, realmente difícil, pero pudo darse cuenta de que el patrón de comportamiento que había seguido se basaba en el espejo social. Descubrió que el centro de su vida estaba puesto en sus ´propios intereses, sin importarle nadie más que él y terminó reconociendo que era un egoísta; incluso reconocía que algunas de sus actividades sociales que consideraba altruistas, no eran más que actos egoístas porque sólo quería que lo conocieran como una persona bondadosa. ¿Lo era ¿Lo era?


Se puso a pensar en eso y se sintió avergonzado al reconocer que para que todos loelogiaran y lo aplaudieran, hasta sus obras de caridad las hacía publicar en los periódicos.  Aparentaba siempre que le importaban los demás, pero internamente sus motivos eran sumamente egoístas.


Ahí es cuando  llegó a descubrir que sus problemas, sus conflictos internos y su enfermedad, no eran más que heridas espirituales causadas por su necesidad de aprobación ajena.


Así pasó el resto del tiempo reorganizando, replanteando, reorientando nuevos motivos y reflexionando sobre mejores acciones que fueran congruentes con principios más altos. Comenzó a usar su imaginación en vez de sólo vivir de la memoria. Cuando se vive de la memoria se enfoca el pasado; cuando se vive de la imaginación, se enfoca el futuro.


 Lo  que hay detrás de nosotros no es nada comparado a lo que hay dentro o delante de nosotros.


Así fue cómo aquel hombre llegó a replantear sus actos y a reconsiderar otros totalmente nuevos.


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Cuando dieron las 6, había terminado. Ahora lo sabía “Sé qué voy hacer con mi vida, sé también para qué estoy aquí, y sé la causa de mis problemas. No he sanado todavía, pero sé qué rumbo dar a mi vida de aquí en adelante”.  


Por primera vez en mucho tiempo sonrió contemplando la inmensidad del mar y vio cuán pequeño era. Entonces saca la última receta que decía:


Escribe tus problemas en la arena.-El hombre toma una concha y empieza a escribir sobre la arena. La última frase que escribió fue: “Está subiendo la marea y el agua se está llevando mis problemas”


 ¿Qué les pareció esta historia? ¿Creen que nos ayudará para un sentido de misión y fines más elevados? Todos tenemos dones y talentos, ¿cuáles son los vuestros?


Analice la vida de la gente a quien admira. ¿Cree que los héroes e ídolos a quienes sigue pueden señalarle un camino digno de recorrer? ¿O quisiera escribir una nueva historia de su vida con una visión que le lleve a la cúspide de la escalera del éxito. Una nueva historia suya, basada en principios que sean sus propios principios  y valores que haya desarrollado?   ¿Quisiera?


Líneas atrás, nos referimos al Mago de Oz . Este hermoso cuento encierra una enseñanza formidable, para aquellas personas que  buscan el retorno hacia los fines que dejaron  olvidados en el almacén de su yo interior. Así como  Doroty, todos nos embarcamos alguna vez en largas y complicadas búsquedas de aquello que siempre estuvo dentro o frente a nosotros.


Aquello que usted busca, siempre ha estado en sus manos. Igual que Doroty, usted lo tiene todo, sólo le faltaba saber que lo tiene. Busque bajo esas capas oxidadas de una programación y condicionamiento que ha acumulado con el peso de los años.


Saber “Quién soy” y “Qué sentido dar a mi vida”, es como volver a casa después de deambular perdido sin mañana y sin tener a dónde ir.    


GRACIAS

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Apreciada amiga, me alboroza el corazón el saberme leído y compartido contigo mis puntos de vista. Gracias querida amiga del alma.  Luis Terry Zegarra

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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