CRISTO EN LA TORMENTA DEL MAR DE GALILEA
Las aguas iracundas
mecían la barca
donde Jesús y sus discípulos viajaban.
Las olas y sus afiladas crestas
enfurecidas se levantaban.
Pero la majestad de Cristo
amainó la tormenta.
Con su sola voz
le ordenó al mar
que se apaciguara
y las aguas obedeciendo
dejaron de rugir.
Los discípulos se sorprendieron
todos ellos faltos de fe;
¿Quién es este hombre
que hasta el mar le obedece?
pues más de una vez
Cristo resplandeció en su grandeza
y aún así no creían en su Rey.
La tormenta cesó
y se hizo un gran silencio,
porque mi amado Jesús
su poder demostró.
INGRID ZETTERBERG
De mi poemario
"Prado de lirios fragantes"
Derechos reservados
Comentario
Gracias Carlos por estar presente entre mis versos. Un saludo en la distancia.
Ingrid...
Amén.
Saludos y bendiciones!
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
© 2025 Creada por Aimee Granado Oreña-Creadora.
Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!
Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME