Clotilde

CLOTILDE

 

                             Era una chica viuda de apenas veinte años, eso hizo que Clotilde se amargara por espacio cruel de tres largos años, hasta que conoció a Venancio y éste le iluminó la vida, la llenó de promesas y la fascinó. Lo cierto es que el muy pillo supo conquistarla, con su natural encanto y la madurez que dan los años.

                             Pero Venancio era un vago. Un vividor. Un hombre acostumbrado a vivir de las mujeres, además de ser un asalta-cunas, siempre prodigándose por estar al amparo de mujeres ostensiblemente menores que él.

                             De modo que Venancio le llevaba a Clotilde nada menos que veinticinco años. Ella de veintitrés y él de cuarentaiocho años de edad.

                              Pero mientras ella logró darse cuenta en la red en que cayó pasaron largos doce años hasta que ella logró descubrirlo en sus fechorías cuando Venancio huyó con el auto de ella y dejándole una cauda de deudas y dos hijos, un varón y una dama.

                               No obstante, ella nunca entendió y siguió en ese camino de enredarse en amorío con hombres no solamente mayores que ella, sino además unos verdaderos mantenidos, siempre a expensas de la delicada y cuidada economía, fruto del esfuerzo de su carrera como abogada.

                                Así pasaron tres hombres más, en el orden de aparición encamable: Gildardo, José Luis y Abelardo.                                                   Afortunadamente Clotilde ya no tuvo más familia pues desde que se “juntó” con Venancio decidió operarse para ya no traer críos al mundo.

                                 Sin dejar de anotar que dos de ellos, precisamente Gildardo y José Luis, se separaron de ella aduciendo justamente su falta de fertilidad, la de Clotilde desde luego.

                                Afortunadamente, Clotilde casi al concluir la tercera de sus relaciones, ya con los hijos prácticamente a punto de concluir su carrera universitaria, gracias a Nieves, la mayor de sus críos tenidos al amparo de Abel,  pudo leer a Thomas de Quincey, lo que la sacaría del embrollo en el que había caído como viuda.

                                 La obra que a futuro iba a librar a Clotilde del mal fario es “Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes”, y no porque la llevara a exterminar a los que habían defraudado su bolsillo, su corazón  y su cuerpo, -que nada malo hubiera estado que así hubiere sucedido-, sino porque le hicieron descubrir la veta del humor negro, consistente, como todos sabemos en el humor que se apoya en sucesos tristes, abominables o desagradables para transformarlos en irrisión, y así volverlos en soportables y hasta dignos de una sonrisa, así ésta sea marga finalmente.

                               Abel, a diferencia de lo que le vendría más tarde a Clotilde con sus cuatro futuras relaciones sexuales, era un hombre cabal, Abel sí que fue un hombre en toda la extensión de la palabra que no solo la mantuvo como esposa sino que la encaminó a que siguiera la carrera que ella quisiera y siempre optó por respetarla y quererla durante esos cortos tres años que duró su matrimonio pero como arqueólogo se vio enredado en tremendas peripecias al descubrir un lote encallado en las faldas del cerro de Tolocan, que lo llevaría a la tumba al excavarlo con Clotilde apenas iniciada la carrera de Derecho en la UAEM. La herencia que Abel dejó a a su mujer e hijos, bastó no únicamente para darle carrera a universitaria a sus dos hijos sino incluso para darle armas intelectuales y fuerza económica a ella para sostener sus aventuras con los cuatro futuros delincuentes con los que convivió y cohabitó en el futuro. ¿Por qué ocurrió ese trance¡ Muy simple: por la sencilla razón de ella careció de algo elemental inteligencia emocional.

Del libro de cuentos inédito: LA REGLA DE ORO.

Vistas: 8

Comentario

¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!

Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME


PLUMA ÁUREA
Comentario de Benjamín Adolfo Araujo Mondragón el julio 29, 2024 a las 11:36am

¡Mil gracias, querida María Beatriz; estupendo lunes en familia!

Acuarela de Benito Nogueira Ruiz.


PLUMA ÁUREA
Comentario de Maria Beatriz Vicentelo Cayo el julio 25, 2024 a las 11:18pm

Los hijos entonces no eran de Venancio sino de Abel...

Hum...  resultó ser el mejor de todos.

Bueno, si a ella le gustaban, lo único nada más que se llevaron su carro  jaja

Interesante tu relato, con algunos toques graciosos Benja... 

Siiiiii me gustó leerte!

Gracias

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

Your image is loading...

Insignia

Cargando…