Allá en los setenta compuse unos versos
que se perdieron y decían, algo así:
Soy el hijo que nace de los caminantes.
En algún lugar impreso
algo recuerdo de otro poema:
Un caminante pasa borrando los caminos.
Eran uno y otro verso
que hablaba
del viento solamente,
nada más el viento,
solo el viento qué solo.
Soy el hijo del canto y voy
de mis camisas al desorden
de la hojarasca levantada en la niebla,
al pie de los árboles que casi caminan con los poetas
andariegos.
Undívaga la lluvia nos delata…
Un río de niños imprevistos
me devuelve la mirada:
Estoy desnudo.
Vuelvo a celebrar los mismos versos de mi juventud
perdida.
Los dejo en algún libro para que no se llenen de moho
en mis rincones
y temo que como todo papel
se mancha con el tiempo
o se disuelve,
se llenen de lumbre en el sendero.
Quizá se tornen de nuevo "polvo de estrellas,
mas polvo enamorado".
De un nuevo poemario en formación
DERECHOS DE AUTOR PROTEGIDOS POR LEY
FOTO CON MI RESEÑA EN EL PERIÓDICO LA NACIÓN 1970
Comentario
Gracias, Críspulo, por tu bello mensaje, abrazos
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