Un grito silente (Estancia)

[Mariluz Reyes Fernández]

Mi grito es del palmar que está silente:
me matan como el rayo
sus pencas al caer…sin luz tronada…
¡Ay no puedo mirarlo de soslayo,
su muerte tan precoz mi alma siente
igual que la cruzada
partiendo con la daga mi cabeza!
A mi lado una madre
también llora el desmadre:
¡Oh Pastina, la gran naturaleza
tendida se le ve con gran tristeza
sobre la banderola
de tísica maleza,
la que siempre onduló…ya no tremola!

Mi grito es de las palmas abatidas:
igual llora el labriego
al ver que su labor de tantos años
se convierte en cenizas por el fuego.
Mas intenta poner bozal, las bridas… 
al autor de los daños
no quiere que se caigan los peldaños
por donde a diario avanza
su carreta y labranza.
No le falta el testigo en su dolencia:
la cigarra que nunca se silencia
porque una voz la manda,
parece pura ciencia
cuando suena el clarín de su demanda:

¡Oh Pastina inmortal, dispón tu escudo,
tu precioso abanico
de algarrobos, de espigas y de flores!
Aquí entre chimeneas te suplico…
no te vayas…que pierdo el timbre agudo!
Lo sé que hay ruiseñores
en el plató falaz de cantautores,
mas no seré alcahueta
del grillo que te agrieta…!
¡Ni imaginarme quiero cuando el Hades
se empeñe en separar las dos mitades
del cofre de los sesos!
Conmigo no te enfades
yo siempre te daré mi amor, mis besos…!




Mariluz Reyes





Pastina: Derivado de pasto. Uno de los nombres de la naturaleza

En el poema yo no reclamo la presencia del Hades porque es un demonio.

En la última estrofa quien habla es la cigarra y dice: que no quiere imaginarse cuando el Hades venga a ese lugar donde hacen daño a la naturaleza, pero no a hacer justicia. Va a venir porque le gusta ese ambiente lleno de maldad, y seguro que las personas dañinas no se van a sentir bien con la presencia de este demonio partiendo las cabezas.