Tengo libertad de albedrío…
Hoy pude comprender que solamente yo
podría cambiar el rumbo de mi vida
no esperando que otros lo hicieran,
esta decisión está en mí, porque Dios me
donó el libre albedrío para salir de cualquiera
situación que me impusiera el destino.
Por fin descubrí que yo era el enemigo
de mis acciones por ser una persona débil,
que me costaba tomar atribuciones por mi misma
y tuve que pasar por tantas cosas tristes y
dolorosas para aprender a ser valiente
y a valorarme por mi mismo, por ser un ser creado
por Nuestro Padre del Cielo, con valor y fuerza.
Fui esclava de un amor no correspondido,
no entendiendo que este era sólo
algo natural que muchas veces pasaba a nuestro
lado dejando dolor y pesar, no siendo dueño
de nuestra valoración. Me negué a ser solamente un
triste reflejo de mi misma, aprendí a ver mi realidad
porque ahora puedo tomar mis propias soluciones
y alimentar mi ego y mi dignidad de mujer.
Ligia Rafaela
Venezuela
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