A una amiga muy especial, Natali

Dos agraciados luceros,

me relatan viejos calvarios,

mientras van brillando solitarios,

 por el azul del cielo.

Enmudece su sonrisa,

cuando le hable el silencio

y sigue simulando¸

con una decaída mueca,

mientras continua soñando,

con un nuevo sendero.

Ella no percibe,

que conozco sus ahogos,

porque me miran sus ojos,

como si estuvieran ciegos,

aún sin saberlo,

sus ausentes besos,

están activados,

esperando,

 un tierno beso sincero.

Yo conozco esa mirada,

de apenados recuerdos viejos,

donde duermen las tristezas,

aquellas,

que le dejó una herida abierta,

que no sana,

porque es profunda,

y habita,

dentro de sus longevos recuerdos.

Ella de blanco traje,

va por el mundo agotada,

como si la vida le hubiera marcado,

la piel con impío fuego,

mientras mis ojos la buscan,

en medio de sus silencio

y  también llora mi alma,

porqué tampoco avizoro el antídoto,

para tanto nuevo

y viejo vilipendio.

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Comentario

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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