Dos lágrimas brotaron
en tus ojos de cielo
cuando me despedí;
dos perlas que una noche
a la luz de la luna
me hacen soñar por ti.
Rasgos de mi pasión
son mi ardiente deseo,
mis penas y desvelos,
mis congojas y celos;
pero un susurro tenue
habla a mi corazón.
Ruboriza tu cara
de virginal pureza
un beso que te di;
mas, en tu ardiente templo
una luz encendida
debes tenerme a mí.
¡Oh, dulzura infinita
la de la vírgen diosa
que me ruega hoy amor!
Sus cabellos al viento
cual espuma del cielo
resumen mi dolor.
Si escuchas mi plegaria,
recuerda la ternura
de nuestra adoración;
tú eres la Luna hermosa
en la noche sombría
de mi sueño de amor.
Comentario
ZENKIU, ALICIA.
MUCHAS GRACIAS, JORGE.
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