Muy pocas vidas han existido como la mía

tan duras y llenas de agonías,

quise ser feliz aquel día bajo la sombra

de una mata de mango

cuando soñé ilusionado,

 que me querías.

Hoy renacen las esperanzas perdidas

porque tus labios de coral

dijeron que me querías.

Vuelven a cerrarse las viejas heridas

porque el longevo río

vuelve a su blanco cauce

y escucho el palpitar de tu corazón ansioso

tras las murallas de la lejanía

y se esfuman mis antiguas agonías

bajo la misma mata de mango,

donde soñé un ilusionado día,

 que tu, me querías.

 

 

 

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Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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