La sombra de Elena sobre las rocas de Troya
todavía amenaza a los griegos,
los agobia con los más altos impuestos;
la amada arranca del amante:
calidez de tetería burguesa abandonada,
máquinas de sumar contando muertos,
una primavera escasa, un otoño infructuoso,
mercados callados y cunas estériles:
mira a los miserables haciéndose pasar por locos,
a los locos por libertinos
sombras arrastrándose detrás de la mayor sombra
sobre la ciudad:
los contornos temidos de la mujer
limpios de misericordia,
memoria de la culpa reflejando
futuros siglos de sangre.
Todavía Troya vive en la memoria de
los griegos; entonces, como ahora
es una mancha en la Historia
de ese pueblo, al igual
que otros pueblos que han padecido
circunstancias similares.
Troya, vive por desgracia,
sus huellas no se han borrado
ni se borrarán...
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