Sin duda hay que cortar esa bella cabeza

[Armando Acuña]

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La bella e impaciente reina Shabriri, al no poder conciliar el sueño, hizo venir a un cuentista viajero para que recitara historias bajo su ventana.
El hombre le dijo:
—No hago eso de hacer dormir personas, yo trato de que despierten.
—Morirás si no lo haces
--Umm, bueno, pero lo haré a la manera de los Sufíes del Shamal
—¿Y cómo es eso?
Cada noche, con el viento, vendré a cortarte la cabeza y te la devolveré al cuerpo al amanecer. No morirás si no que vivirás más plena aún.
—¿Eres acaso un brujo, un mago que puede hacer eso?
—Todos los cuentistas lo son.
—¿Y para qué necesitas mi cabeza?
--La verdad es que no la necesito. Es un estorbo, así que la dejo a un lado.
—¿Para qué?
—Para que tus alas crezcan en libertad, ellas te elevarán mas allá de cualquier historia que yo te pueda contar.
—¿Y cómo me cortarás la cabeza?
—Contándote la historia de la reina que llamó a un cuentista para recitar bajo su ventana.

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Buen relato, Armando!

[Rafael Mérida Cruz-Lascano]

[Delia Pilar]

Muy ingenioso tu cuento, Armando.

Y sí, el pensamiento es a veces un estorbo

para el libre vuelo de la imaginación.

Lo he disfrutado a pleno. 

[María Inmaculada García Gómez]

Cierto es que las personas cuando tienen tanto se aburren de sí mismas. Ya nada las complace. Es por ello que las mentes lectoras disfruten del tiempo en una noción diferente, donde sacian a éste en un disfrute personal constructivo.

Tienes unas ideas que llaman la atención Armando, se va captando tu estilo en ellas como en el ladrillo poema. Saludos y abrazos.