Al dulce renacer de claros ojos,
mi mente arrasa ardor: Es bello muerto,
era famoso con preclara vida;
vio retornar pasión, celeste rama,
de abolengo natal constante nube,
luz, atención, calor, mediano celo.
Cosas buenas vendrán, prolijo celo;
un objeto me consta: ardientes ojos,
dulce tormento con negrusca nube
que hará que nos halagues, todo muerto;
de proyectos prefiero callar rama,
cual abyecto rebusco tanta vida.
Eres celoso de castalia vida,
eres constante con maduro celo,
siempre tuviste en cuenta cierta rama
para mirarla, azules bellos ojos;
por tenerte repongo injerto muerto,
provoca que devuelva blanca nube.
No te observo severo, dulce es nube,
no distinto consiento darte vida,
sólo distingo darte más por muerto;
si constante retrato, infértil celo,
si puedes observar verdosos ojos,
siempre podrás decir: Retengo rama.
Tanta dolencia invade negra rama,
nunca rompiera tan abrupta nube,
vigilas tanto con ardientes ojos
que destilan fugaz la amada vida,
un sonido acalló tan bello celo
y temido resiento: No estás muerto.
La palidez previene verte muerto,
pero conserva tu florida rama,
gigante fuiste, tu fornido celo
conservas la fugaz celeste nube;
fuiste justicia recta, dura vida,
por valiente revistes más tus ojos.
Tienes azules ojos, no de muerto,
que dieron vida con ilustre rama;
desde tu nube nos verás con celo.
Comentario
MUCHAS GRACIAS POR TU DESTACADO A MI SEXTINA, QUERIDA ALICIA.
Bella alabanza para el padre ya difunto. Hermosas y sentidas letras que emocionan.
Rafael.-
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