Siento en el pecho una daga que

lo abre y me apena, es la ausencia

de mi amada, que se marchó en

una noche como esta.

Sentir la tortura del amor que  fue

marchito, envolvíendose en los 

hilos de  una falsa conveniencia.

Tocar con las manos el  cielo.

Llegar al delirio extremo.

Sonar clarines y trompetas, música

que llevaba mensajes, música  que

me mantenía despierto.

Cuerpo abrasado en un abrazo que

era eterno, marcas de dedos ardientes,

que en mi dejaron las huellas.

El espacio era largo, nubes negras de

tormentas, lagrimas que eran diluvios,

rio que el mar se las lleva.

Cantó el pájaro sabio en la rama que

sustenta, no quise atender su ruego, 

lejos llegó la respuesta.

Unas nubes se posaron en mis ojos,

humo que llenó la estancia, bruma 

que cubrió los velos, de pensamientos

ajenos.

El cantor tocó la flauta.

Lanzó unos versos al aire.

Las palabras sonoras, hablaban  de

mil amores.

Quedé en la negra oscuridad, de un 

pesar que me quemaba,  el puñal 

que me sangraba, en mi corazón 

abierto.

De una fatal consecuencia.

Pasó el tiempo.

Gran  Canaria...

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Comentario

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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