Hubo una vez una hermosa hoja lanceolada, que todos los amaneceres ansiosa esperaba. que el suave rocío bajara para su verde nervadura refrescar.
La vida transcurría tranquila en ese trópico cálido y húmedo.La venida del rocío le causaba alegría a la delicada hoja,y lo que mas le gustaba era que las pequeñas gotas en su superficie se juntaran,hasta hacerse mas grandes, y mas aun cuando resbalaban sobre su vegetal piel acariciándola y produciéndole deliciosas cosquillas, antes de caer o evaporarse.
Todo era felicidad hasta que una mañana algo sucedió.
La hoja notó que todo estaba oscuro y el rocío no llegaba.Miró desesperada para todos lados, sin comprender lo que pasaba.Solo sintió que la tierra mojada la impregnaba,y escuchó el murmullo de agua que con gran rapidez se acercaba.No tardó en ser arrastrada por aquel arroyo, formado por la lluvia torrencial que a cantaros había caído.
La hoja pudo notar que yá no era verde, que sus bordes se habían tornado ocres,y que estaba muy desgastada.
¿Quien me lo puede explicar?-decía.¿Que sucede?nada escuchaba, nadie le contestaba.
Estaba ahora en un mundo revuelto, en donde todo viajaba cayado.Troncos y ramas de arboles inundados por aguas terrosas.Con horror miró la hoja, como un arbusto espinoso le destrozaba una parte de su cuerpo, y luego solo dejó de pensar, solo se dejó llevar, llevar, llevar.........
J.Jesús Ibarra Rodríguez.
D,R.México.
2013.
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