Cambió mi voz

y mi semblante,

cuando aquel día luctuoso,

partió de aquí.

la esperanza.

El aire se enrareció,

y hubo tanto silencio,

que sólo se escuchó,

el lamento lejano,

de una rosa.

Lloró la luna

en su ventana,

murió la flor en la mañana,

el ave partió,

buscando nido,

y como siempre el amor,

llegó tarde a la cita.

Una rosa roja,

llora de pena,

junto a su lecho,

sintiendo,

 como la brisa zumba,

llorando también,

su indigencia.

 

 

 

 

 

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