PARA SIEMPRE

Un pequeño y sus padres acude por vez primera al panteón municipal de su comunidad, en un Día de Todos los Santos, el uno de noviembre, Jaime -que así se llamaba- tenía apenas cinco años cuando ello sucedió y sus padres, Amapola y Bernabé, nunca tomaron en consideración que la noche anterior, el 31 de octubre, estuvieron charlando hasta casi la madrugada con los cuatros abuelos de Jaime, padres de sus progenitores sobre aparecidos, fantasmas y cosas tenebrosas sin saber que el niño, muy atento, escuchaba toda la charla de los adultos que aseveraban que él hacía horas que dormía profundamente.

    Por esa no era extraño que el chamaco iba nervioso. Amapola, como madre, lo notó de inmediato y se dijo asimisma -Es natural, nunca ha entrado a un panteón. En tanto Bernabé, como padre, ni cuenta se dió hasta que notó unas extrañas manchas de humedad en el pantalón del hijo.

    El asunto lo sacó de sus cabales y su primer impulso fue regañarlo pues, -Ya no está para hacer esos terribles disparates, pensó. Aunque casi enseguida reflexionó que a su edad, cualquier cosa podría suceder a un infante que visita por primera vez un panteón. Y eso lo confirmó con las reflexiones de Amapola que pidió comprensión para el chiquillo al tiempo que se escurrió con él rumbo a los sanitarios del lugar para cambiarlo de ropa pues siempre ella llevaba una muda más por aquello de que Jaime, en todos lados se tiraba al piso a jugar, con cualesquier pretexto.

    Hasta ahí todo marchaba bien. O más o menos bien, pero todo se descompuso en la capilla funeraria donde yacían los restos de los papás de la madre de Amapola, bisabuelos de Jaime, pues ahí lo primero que hizo su progenitora fue llorar y su marido a consolarla. Pero estaban en eso cuando entró Azucena, la segunda esposa del abuelo de Amapola, y ella le dijo:  -¡Abuela, qué bueno que llegaste...!, se acercó y la besó.

    Impactado, Jaime, calló al piso desmyado. Nunca se repondría del susto aunque luego le explicaran que se trataba de la segunda esposa del abuelo de su mamá que había quedado viudo y, años después, contrajo segundas nupcias.

     Asunto que nunca antes le habían comentado. Y eso hizo que, Jaime recibiera para siempre tal impacto, que nunca retornó a un panteón, aún ya de adulto.

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Comentario

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PLUMA ÁUREA
Comentario de Benjamín Adolfo Araujo Mondragón el noviembre 2, 2019 a las 6:33pm

¡Querida Aimée, muchas gracias, celebro tus fraternas palabras; feliz inicio de semana!

Sor Juana Inés de la Cruz, Benito Nogueira Ruiz, director del Museo de la Acuarela de Toluca.


PRESIDENTE HONORARIO
Comentario de Aimee Granado el noviembre 2, 2019 a las 5:12pm

Excelente narrativa, estimado amigo y muy acorde con las fechas que celebramos.


PLUMA ÁUREA
Comentario de Benjamín Adolfo Araujo Mondragón el noviembre 2, 2019 a las 1:54pm

¡Muchas gracias, Edith Elvira; feliz fin de semana!

Ágora, Hipatía.


PLUMA ÁUREA
Comentario de Benjamín Adolfo Araujo Mondragón el noviembre 2, 2019 a las 12:46pm

¡Gracias, querida Beatriz; feliz Día de Muertos!

Recordemos a los que se nos adelantaron un paso nada más...

Mirando la luna.


PLUMA ÁUREA
Comentario de Edith Elvira Colqui Rojas el noviembre 2, 2019 a las 12:13pm

Estupendo querido Benjamín


PLUMA ÁUREA
Comentario de Maria Beatriz Vicentelo Cayo el noviembre 1, 2019 a las 10:37pm

Un buen relato mi querido Benja... Los niños son muy susceptibles a esta clase de relatos y situaciones! Ves que se desmayó creyendo que el muerto se había levantado de su lecho mortuorio   jeje... Bueno, a mayores causará risa, pero en la cabecita de ellos no.

Gracias amigo, es una publicación muy a propósito a la fecha!

Felicitaciones! Graciassssss

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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