QUERIDA ESCRITORA BETHZAIDA MONTILLA APARICIO:
Revisando material de épocas pasadas me encontré con una sugerencia que tu me hacías en el sentido de hacerle por sus méritos, un poema a nuestra musicóloga, cantante, pianista y compositora Teresa Carreño; no sé la razón por la cual no lo hice en esa época y después se me olvidó. Hoy retomo la idea y voy a escribirlo empleando forma poética creada por mí.
PARA LA MUSICÓLOGA VENEZOLANA TERESA CARREÑO
Poema Hildebrandino con Doble Rima
Pianista de las alturas con talento prodigioso
nunca concibió el reposo, cuando leyó partituras.
Entre todas las figuras de las pianistas famosas,
la suya pidió juiciosas creatividades docentes
sugiriéndole a los Entes, construir sus sedes hermosas.
Nació para enamorar y emocionar a personas
en esta y en muchas zonas del artístico vivir.
Imposible resumir la esencia de sus visiones:
un compendio de creaciones, muchas hechas realidad
en la musicalidad, que enriquece a las naciones.
Cumplió bien con tus deberes en forma espectacular
de ciudadana ejemplar, al realizar sus quehaceres.
Entre todos esos seres testigos de su vivir,
se ha quedado su servir como regalo de oro,
para lograr con decoro bases para el buen vivir.
La excelsa compositora, se merece una diadema
y como premio un poema a su visión soñadora.
El público que la adora, con su nombre ha bautizado
al teatro más afamado que construyó la Nación,
para su recordación, con futuro asegurado.
Sus dedos de lado a lado, en "Steinway" de gran cola
se movían como ola, en blanquinegro teclado.
El oyente fascinado la aplaudía con emoción,
porque en ninguna ocasión sintió el ritmo tan preciso
con el desbordante hechizo que impuso su ejecución.
Tenía una voz prodigiosa que elevaba su figura
y con amplia tesitura como soprano valiosa.
Jamás se mostró orgullosa, sino sencilla y amable,
comportamiento admirable que todo el mundo entendía
al decir lo que sentía, de manera razonable.
En el cielo debe estar compartiendo lo divino,
donde nadie es peregrino, ni hay para qué meditar.
Seguro debió ganar esa Gloria Celestial,
y estará donde no hay mal, en una dicha infinita,
hasta que Dios lo permita y eso no tiene final.
Hildebrando Rodríguez
Mérida-Venezuela
03 de agosto del 2020
Comentario
QUERIDA AIMÉE GRANADO OREÑA:
Mucho me complace que tu capacidad contribuya a realzar acciones humanas que fueron y sigan siendo necesarias.
Hildebrando
Un bello homenaje con toda la brillantez de su talento para quien merece honor y honra.
En el cielo debe estar compartiendo lo divino,
donde nadie es peregrino, ni hay para qué meditar.
Seguro debió ganar esa Gloria Celestial,
y estará donde no hay mal, en una dicha infinita,
hasta que Dios lo permita y eso no tiene final.
Gracias Maestro por hacer realidad este sueño de erigir en versos sublimes una deslumbrante obra de eterno amor.
Un abrazo desde el alma.
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