Nadar no es mi fuerte, hacerlo de noche
como David, o lanzar la piedra
para derribar al más grande, no es mi estilo.
Avanzar de espaldas o dando ramalazos
como mariposas al agua,
no es mi costumbre.
Estar aquí en el estanque o en la alberca,
flotar, o mirar las estrellas en la orilla
a ver si acontecen moviéndose de un lado a otro
como platillos, o como cae un meteoro de pronto
o que un satélite atraviesa el espacio
y el viento mece las ramas cercanas del almendro.
Estarse así y oír el mar:
todo lo que tiene de oculto y hermanable
con sus muertes, todo lo que tiene de hermético
como los barcos que partieron al olvido.
Estarse así, sin nadar, sin competir,
sabiendo que los hijos miran también
hacia el cielo, esperando algo disímil
y certero, algo que nos haga las manos
de pequeños peregrinos del insomnio, unidos.
DE UN NUEVO LIBRO INÉDITO
DERECHOS DE AUTOR PROTEGIDOS POR LEY
Comentario
Gracias, Delia, por el destacado y tu comentario, abrazos
Graias, Jesús, encantado de tu disfrute, abrazos
Gracias, Críspulo por tu mensaje, abrazos
Ronald Bonilla, ilustre poeta, es un deleite leer tu texto.
Felicitaciones. Un fraternal abrazo.
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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