la niebla se levantó
en el suave ocaso,
y besé su lindo retrato
hasta que el sol se ocultó.
Un día me lo dijeron,
mírala pero no la toques,
sufrirás si lo haces,
olvidarla me sugirieron.
Es un ángel de ternura,
muñeca de oro laminado,
nunca me siento cansado,
ni pierdo la postura.
El viento se oye gemir
entre verdes breñales,
y el cielo me hace señales,
que la ame me quiere decir.
Como el agua del mar
llega a la dura roca.
mi anima se desboca
si no la puedo mirar.
Noche bañada de luna
invitas a la dulce pasión,
cuando la luz se hunda
la abrazará mi corazón.
Enloquecía al amarla,
por el nácar de sus brazos,
por sus erguidas cumbres,
y la curva de su espalda.
El fuego abraza mi sangre
cuando ella abre su puerta,
casi pierdo la cabeza,
si logro adentrarme.
Con sus ojos entornados,
lloraba lagrimas de alegría,
y de felicidad lagrimones
cuando abrazada la tenía.
Mi vida embriagada
de tanto amor tomado,
se siente embelesada
y muy feliz a su lado.
Deliciosa como vino frío,
mi reina mi bella diosa,
me diste tu suave rosa
en aquel florido río.
J.Jesús Ibarra Rodríguez.
Delegado Cultural UHE.México.
Derechos Reservados.2013.
Comentario
Jesus,
Felicidades por tu hermoso poema.
Saludos y bendiciones!
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