Mi desierto vergel
Se marchitó el cándido capullo
en mi rosal,
¿Porque no afloró?
¡Si tenía en su raíz
el agua limpia del amor¡.
Desierto quedó de pronto
mi vergel,
aunque mil rosas,
hermosean por doquier.
Ninguna como aquel blanco
capullo
que despuntó en mi querer,
pernotó en mi corazón
y se apremió
en perecer.
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