Fue la celeste esfera
testigo limpio y frío,
junto con un tranquilo río
de tu triste despedida.
Me golpeo la frente
por haber olvidado,
aquel beso apasionado
ahora que estas ausente.
Arde mi sentimiento
y mis ojos me engañan,
las visiones me ganan,
necesito tu aliento.
Se apaga
en mi la voz,
el amor de dos
es una daga.
Abatida,
como tapia
anegada,
es mi alma.
Luna clara
en la noche,
muestrame
ya su cara.
J.Jesús Ibarra Rodríguez.
D.R.Mexico.2013.
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