MARCHITA SENSATEZ.
Señor dime, ¿por qué si tengo la vida a mis pies, soy tan infeliz?,
tengo fortuna, soy culto, soy preeminente,
la gente me adula, pero no logro ser feliz,
solo gozo cuando hago el mal,
cuanto disfruto haciendo daño,
lacerando y humillando la dignidad de otros,
y a todo aquel, que me rebase en mis logros,
lo quisiera aniquilar,
soy rencoroso, mal intencionado,
vanidoso, envidioso y sumamente celoso,
perverso, hipócrita y convenenciero,
pero así me siento inmensamente feliz,
Señor dime, ¿por qué?
he traicionado la confianza, de los que me rodean,
los desvelos castigan mi conciencia,
sé que me escuchas,
porque soy tan importante, como tú.
Entre mis hijos, te desconozco,
las puertas del cielo están cerradas para ti,
contestaré a tus preguntas, faltas de cordura,
tu vida está inmersa en tristeza y amargura,
sin alcanzar jamás la felicidad deseada,
criatura inmadura, de poca fe,
porque eres un quídam perverso y estulticio,
de corazón y espíritu fragoso,
poseedor de una ínfima y marchita sensatez.
Mónica Lourdes Avilés Sánchez.
Delegado Cultural UHE.
Derechos Reservados.
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