Tu beso abrigó caluroso mi boca

y como si fuera la última vez,

el albatros despojó su vuelo de riberas

y se hundió en el horizonte.

La campana tañó dolores urgentes. No hubo cartas ni sentimientos relegados al olvido. Mi perro olfateó la luz y la redujo a quimeras. La Remington tecleó voluntades ajenas y con discreción los zapatos abrazaron su cansancio. Las fotografías se impusieron  en sepia y hablaron abiertamente de vidas disfrutadas y corajes universales.

  Amasé el pan con mis ojos y el vino se maduró en mi boca ruborizado de uvas.

Mondé  la manzana como si se tratara de la cintura del planeta y la mordí saboreando las dulzuras que capitularon en mi garganta.

El saxofón se impuso en el silencio. Lo desvestí de turbulencias y crujidos y habló con su voz de bronce bruñido.

La guerra destrozó la paz convirtiéndola en pedazos.

El museo descubrió por la ventana la historia de la muerte y la jarrilla bostezó abiertamente cuando me sorbí tu cara con los ojos.

El reloj entonces desertó del tiempo y se hizo añicos en mis manos.

El mar cobijó mi nostalgia de ti y se me abrió entero.

Me hundí en sus aguas adornadas con calamares y estrellas en las palmas de las manos.

Algunas veces,

en noche de tempestad,

la marea me devuelve  tu recuerdo... 

marzo 2013

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Comentario

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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