Pedirle a Dios quisiera:
Que en mi último suspiro
Saber que olvidaste la locura
de mis tristes ojos apagados
Cedistes con dulzura
las mieles desbordantes
de azucenas blanquecinas
Subiste al Olimpo
le entregaste a los dioses
la savia de tus manos
Olvidaste tus sublimes amarguras
Tomado de la mano de una ninfa.
Escuchasteis los azules pétalos de los pianos
Sonreíste alcanzando
los acordes celestiales
¡y tu verso! fue sereno
Logrando ser tu pluma
una joya, un encanto
Con tu cítara la alborada
dormida quedo, entre
besos, ¡dormida entre cantos!
sin quebrantos.
Fui feliz al saber
que eres magno
FLORECER
15-03-2013
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