Mirabas tu rostro

 el espejo de popa,

luciendo

espectacular,

tu vestido negro

victoriano,

señora.

Las gafas oscuras

te quedan espectacular

aunque con ellas,

escondes 

tu

dolor.


Caminas con naturalidad

entre la gente,

disimuladamente,

disfrazas  tus lágrimas

cuando te polvoreas mirándote

en el espejo

roto de la decepción.

 

Me acerco sigilosamente

 y  busco conversar

con la dama de negro.

 

Te vez

espectacular,

¡Glamorosa diría yo!

Mientras ella hablas

con la imagen

del espejo.

  

Le pregunto:

¿Por qué llorar?

Si eres tan

bonita.

 

Ella responde:

‘’El  amor marchaba viento en popa,

hace tres meses,

pero

la muerte

de mi marido,

lo atrapo de repente

cuando estaba

con un amigo".

 

Ahora él,  me convirtió

en una viuda

resentida.

 El amor se escapó,

como  

tan pronto vino

y el fuego  de una balacera

lo abrazo

y cayo

rápidamente  

al suelo.

  

Ahora me encuentro sumergida

entre la luz y la sombra

de mi propio destino.

 

Paciencia debo tener,

ahora

con las

otras viuda,

que  vinieron a ver

 lo que queda 

del difunto.

 

Santos M. González

(Derechos de autor)

(Dedicado

a todas las viudas

del boxeador

Hector EL Macho Camacho)

 

 

 

 

 

 

 

 

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