LOS ABRAZOS DE LA ABUELA
Cada mañana los abrazos de abuela
se abrían como un abanicos por la pasarela,
sentía por su nieto mucho regocijo
le demuestra con gran sentimiento en cada cobijo.
La abuela con alas de hada, por ellos vuela
y deja hasta sus preferidas novelas,
son mimos de su único nieto
y como suspiros del viento
fortalecidos con travesíos besos
ya no le duelen ni los huesos…
La historia se repite como el reloj en mi memoria
que puede ser escrita como una gran historia,
la mustia se olvida y ambos me llenan de gran admiración
y la abuela se deleita por su abundante repetición…
Ya el niño es un adolescente, ha crecido.
El amor y el cariño de la abuela nada ha cambiado,
todo está permitido, ella lo consiente
porque el amor de su nieto es suficiente.
Santos M. González
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