Un río nos une o nos separa
y de ambas veras nos lanzamos guiños.
Platicamos de dios y de los soles,
del amor hecho niño piel desnuda,
de la tierra arada que fecunda
y del viejo dolor y eternas luchas.
A veces te recito una canción
mientras diagramas palabras con almíbar
y aprendo de tu luz a buscar huellas
donde pareciera que no anidan los destinos.
¿Con quién discurres? Preguntan los sin nombre
y yo señalo las olas de los tigres,
los que tienes dormidos en la memoria
y se balancean allende la otra orilla.
¿Acaso no la ven, cabello al viento,
disparando una metáfora de vida,
subyugando con su risa de colores,
al sempiterno lector de alma dormida?
Ellos observan, y siguen ignorantes
sin comprender mi visión equidistante.
No pueden comprender esas caricias
que se afirman con un verso diagramado
sobre el perfil etéreo de la brisa.
Solo yo dibujo entre las piedras
El nombre germinal de la alegría.
Solo yo mantengo esta corriente
de hablar pausado con el sueño de la aurora
que se hizo dama en la voz de la poesía.
Ricardo Alvarez Morel
Comentario
María Beatriz, Lilian perdurará en el recuerdo de todos quienes visitamos sus letras. Cada verso suyo es parte de nuestra substancia. Nunca llega el olvido si la llama del recuerdo se mantiene encendida. Gracias por tu buen comentario
Gracias Edith por tu elogiosa adjetivación.
Bello
¡Ah Lilian Viacava!
Hablar de Lilian Viacava es hablar de elegancia, de distinción, clase, nivel... Hubo un tiempo donde estaban Lilian, Senda, Rosemarie, habían dos Moderadoras más que no recuerdo, fue una época muy, muy linda! Todo miembro era muy bien atendido, nunca se les dejó solos, ellas estaban prestas a ser serviciales! Y todos felices y contentos... Qué tiempos aquellos!
Y Lilian era una dama muy fina por donde se le mirara! Siempre con la dulzura presta para dar ánimo.
Y tus letras mi querido Ricardo no hacen más que justicieramente ensalzarla y enmarcarla en lo grandiosa que es Lilian Viacava como poeta y mujer, muy aparte de su función de Administradora de una Página que tuvo su tiempo de oro.
¿Con quién discurres? Preguntan los sin nombre
y yo señalo las olas de los tigres,
los que tienes dormidos en la memoria
y se balancean allende la otra orilla.
¿Acaso no la ven, cabello al viento,
disparando una metáfora de vida,
subyugando con su risa de colores,
al sempiterno lector de alma dormida?
Ellos observan, y siguen ignorantes
sin comprender mi visión equidistante.
Ciertamente sus letras eran caracolas rodantes estremecidas por el mar de sensaciones, donde vibraban las sirenas de Odiseo como los estruendos de Zeus y Atenea. Pocos tenían la maravillosa capacidad que mostraste cuando le comentabas sus poemas. ¡Sí, desde tu punto equidistante mantenías la corriente de conversar con su ígnea aurora!
Felicitaciones mi admirado y culto poeta!
Muy orgullosa de ser tu amiga!
Besos.
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