Le amo desde aquella tarde cierta
en que mis sentidos ciegos
se posaron sobre sus onduladas eminencias.
Le amo,
como ama mi llano los aguaceros,
con un generoso te quiero
y cuando galopa mi corazón tardío
cuando le suelto las riendas
y relincha mi pecho
con mil furias infalibles
cuanto le expreso,
lo mucho que le quiero.
Le amo y retumba sobre su níveo pecho
mi voz enamorada,
que no se oculta tras el cristal oscuro
de lo secreto
y que grita enardecido al viento,
¡Cuanto le quiero!.
Te amo golondrina azul,
luz de mis senderos,
canción de cuna
y romántico bolero.
Te Amo,
bajo el cielo azul
haya nieve, truenos o acuerdos.
Le amo porque le amo
y no encuentro un motivo verdadero,
pero le amo desde el primer instante
en que mis dos negros luceros
se posaron sobre la luz de sus silencios.
Le amo,
desde aquella noche inquieta,
en que titilaron excitados
todos los azules luceros
de mi lirica naturaleza.
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