LE HARÁ UN NIDO SIN ENGAÑOS
Buscaba el camino hacia su voz, que de tan suave y delicada,
una música celeste semejaba.
Anduvo por piedras por el sol ardidas, sintiéndose al no verla,
como la sombra de un árbol, que se forma en el suelo,
por efecto de los rayos solares, y que se mueve,
cuando el viento agita sus ramas sin esperar,
que cuando el astro se oculta, tiende a desaparecer.
Cruzo ríos buscando en la corriente su dulce rostro,
imaginando que era un espejo liquido.
Ya cuando la encuentre le hará un nido sin engaños,
para disfrutar los dos, de momentos inolvidables;
escuchará la risa de ella, siempre alegre y sonora,
ofreciéndole su dulce ternura.
Antes de todo esto, miró tenues atardeceres, con sus cálidos calores,
y por la noche lo acompañaron las estrellas refulgentes del cielo.
Al fin una madrugada apareció la doncella,
con su esplendida hermosura, y a él le llamearon los ojos,
cuando le acarició el sedoso pelo, con sus manos amorosas.
Consumidos en su propio fuego, vivieron momentos memorables,
los que ni un pintor podría plasmar en sus lienzos colosales.
J. Jesús Ibarra Rodríguez.
México. D . R .
Imagen de Internet.
Comentario
He disfrutado ne gran medida de la lectura de su hermosa prosa poética escritor. Un cordial saludo.
Elias Antonio Almada, estimado poeta amigo, gracias por fijar tu vista en mis letras.
Un fuerte abrazo fraternal.
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