LAMINA DE ORO TRANSPARENTE
Los rayos del sol tan horizontales,
bañaban de dorado el poniente,
cual lámina de oro transparente,
que espera la noche y sus cristales.
Mientras caía la tarde en los portales,
y se alejaba el calor inclemente,
salía a las calles del pueblo la gente,
y lejos maduraban los trigales.
Luego vendría la pálida mañana,
y se abriría la puerta del día,
dando paso a la alegría temprana.
A la felicidad del mediodía,
se agregó el sonido de una campana,
que con gran dulzura se extendía.
J. Jesús Ibarra Rodríguez.
DCUHE.México.2018.
Comentario
Carlos Eduardo Lamas Cardoso
Estimado poeta y amigo, gracias por visitar mi pagina.
Tu comentario es muy bondadoso.
Recibe un fuerte abrazo fraternal.
Jesús,
Muy grato leer tu dulce poema.
Saludos y bendiciones.
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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