La impotencia de las musas
Colgando de un hilo finísimo se columpian las musas.
No escuchan mis reclamos.
La algarabía de las fiestas no es buena, las aturde.
Se nublan los espacios dejando el mal sabor del vacío
sin que se entere el cielo.
Tengo áridos deseos de perderme,
Llegar en secreto donde canten las estrellas,
construyendo esperanzas en cielos transparentes.
Tengo deseos de que se logre magia en las noches,
que se iluminen los caminos viejos,
los senderos oscuros que sangran.
Deseo se agranden las manos laboriosas,
las que bordan con belleza las alfombras bajo los pies descalzos
en caminos pedregosos.
Las musas no me ayudan,
No logro componer el verso,
sobran las palabras huecas,
Necesito la sagrada llama que encienda al amor
con el poema perfecto
y nos pueble la paz en el vendaval de la vida.
Lo reclamo, y no me escuchan.
Prometo seguirles insistiendo.
Carmen Amaralis Vega Olivencia
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