“La gitana y el poeta”
Aprendió a quererlo en sus sueños
de gitana en noches de plenilunio…de silencio.
Aún sin conocerlo, aparecía silenciosamente en su mente,
penetrando en sus anhelos cuando la madre luna
hacia su entrada triunfante en el firmamento,
alumbrando sus ilusiones… sus deseos…sus ternuras.
Sé enamoró, si… de sus manos, bendita manos
que la acariciaban en la distancia cuando él tomaba
su mágica pluma para crear en el pergamino
los versos que ella disfrutaba con fervor,
lo admiraba en verdad, lo amó, lo idealizó,
aún sabiendo que no le pertenecía.
Era el hombre…Era el poeta que ni en quimera
logró alcanzar porque pertenecía a otro mundo,
a otra vida, era inalcanzable para ella, pero lo seguía
anhelando porque había penetrado en su sangre
como saeta llegando hasta su corazón.
Lo amó en sus versos que buscaba con interés cuando
lo plasmaba en cada poema que brotaba de su alma,
que ingenua fue…al creer que podía alcanzar su cariño
porque este pertenecía a otro espacio, a otra realidad.
Pobre gitanilla, que pesar me da, que sabiéndose humilde
tuvo la osadía de enamorarse de un creador de fantasías,
ahora solloza sola y desamparada por
un amor que no logró alcanzar y ahora llora de dolor.
Ligia Rafaela Gómez Deroy
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