«La Danza de lo Inesperado»
Hay días que son hondas de calma sostenida,
donde el sol se demora, sin urgencia ni afán.
El alma, como un lirio, se adormece en la vida,
sin preguntar al tiempo qué vendrá ni qué se va.
Mas un soplo distinto, que no avisa ni espera,
irrumpe en el paisaje con su rumor fugaz.
Lo cierto se deshace, lo seguro se quiebra,
y el corazón desnudo se atreve a imaginar.
Es allí, en la grieta donde el rumbo se borra,
donde nace el coraje con temblor de cristal.
La vida nos seduce, traviesa y silenciosa,
a danzar con lo incierto, sin miedo a tropezar.
Aprendemos que el orden es solo un espejismo,
un mapa dibujado sobre el agua del mar.
Y el universo ríe, sabio en su altruismo,
invitando a girar… sin saber dónde anclar.
Danzar con el caos, con la nota extraviada,
con la herida que enseña, con la voz que se va.
Sentirnos infinitos en la curva cambiada,
hallando en el desorden un modo de amar.
Así sigue el camino, entre sombra y centella,
sin promesa segura, sin final que esperar.
Porque el misterio mismo —esa llama que destella—
es la danza sagrada de lo esencial.
Y aunque todo se mueva, y la vida maree,
el alma reconoce, en su vaivén vital,
que lo inesperado es lo que más nos sostiene,
cuando aprendemos, por fin… a confiar.
soñar desde adentro y renacer día a día.
(Escribo Para Que El Silencio No Duela.)
Natuka Navarro – Luna Poetiza
Comentario
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