Siempre quise preguntarte
aunque tu voz, no me respondiera,
quise abrigarte y cobijar tus sueños
despertar la madrugada y arrullarte,
iluminar el sol para entibiarte.
La soledad me abruma,
estás aquí presiento tu silencio
esconderás de nuevo aquellas lágrimas,
tiernas, sedientas de cariño...
en una tarde fuiste mi esperanza.
Lejos, te extrañaré
rocío de la noche,
esta banca vacía, es el recuerdo
del amor, el desvelo, la ambrosía,
que juntos añoramos algún día
perenne ha quedado en el olvido.
Testigo mudo, sombras en la tarde,
la tristeza cobija el bello nombre
las hojas mustias de un verano,
me preguntan por los sueños
escritos en la banca del olvido.
Todo ha quedado en este mismo sitio,
donde dejaste tu alma;
aquí te espero
y así amar
nuestra banca de los sueños.
Derechos Reservados
Ma. Adiela Londoño Sánchez
Cartago, Valle ;Colombia (Delegada Cultural "UHE", "SVAI")
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