(Ernest Descals)
HACIA LA CUMBRE DEL CALVERO
El camino tuvo senderos floreados
Era ancho, ancha soledad sin tiempo
ruta estrecha sin esperanza
Libertad, se escuchaba en la arboleda
verde, lejana
inalcanzable.
No preguntaba
Sus pasos sentían el golpe a ritmo repetido
inagotable en cada silbido del dominio.
No sabía ya adonde mirar
no preguntaba al látigo la medida
de las horas.
Difícil y estrecha la cuesta del calvero
hacia la noche sin fin y sin albor
eterna en el zumbido del quejido.
Ellos la desconocen. Viven solos y a oscuras
Los amos custodian el sepulcro que le aguarda.
Baja la mirada hacia sus pies,
avanza solo sin venda en los ojos
Así podrá seguir su andanza sobre piedras
en la ruta del calvario…
Comentario
¡Buen poema, Alejo!
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