Lo mismo que un gusano que hilara su capullo,
hila en la rueca tuya tu sentir interior.
He pensado que el hombre debe crear lo suyo
como la mariposa sus alas de color.
Teje, serenamente, sin soberbia ni orgullo,
tus ansias y tu vida, tu verso y tu dolor.
Será mejor la seda que hizo el trabajo tuyo,
porque en ella pusiste tu paciencia y tu amor.
Yo, como tú, mi rueca, hilo la vida mía,
y cada nueva hebra me trae la alegría
de saber que entreteje mi amor y mi sentir.
Después, cuando la muerte se pare ante mi senda,
con mis sedas más blancas levantaré una tienda
y a su sombra, desnudo, me tenderé a dormir.
Gusano teje paciente
su seda para convertirse
en una bella Mariposa;
así el hombre debe tener paciencia
y tejer y tejer con mucha delicadeza
porque su futuro está en juego.
Es un ejemplo claro de lo que logra
la paciencia en los gusanos
y es un ejemplo claro de la
falta de paciencia de los humanos;
antes de comenzar a tejer
o de intentar hacerlo
ya queremos salir del
cascarón que aún nos aguarda
por muy largo tiempo;
largo, pero muy largo tiempo,
para los impacientes
pero corto, muy corto,
para quienes,
pacientemente, aguardaron
tejiendo y asegurando
su futuro.
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