GRITO CALLADO

[JORGE SERNOQUI]

GRITO CALLADO

Una botella de vino

un vaso, un cenicero

un boliche como tantos

una historia, un recuerdo

y vaya Uno a saber

lo que piensa Juan por dentro,

sentado solo en la mesa,

saborea sus silencios.

Tal vez un amor callado,

está mordiéndose el cuero

y se queda en esa mesa

escondido en su silencio

tal vez de manso nomás

vino el domingo hacia el pueblo

y se quiso emborrachar,

sin alardes pendencieros.

Quizás piensa en el trabajo

o en la soledad del puesto,

tal vez en los animales

que andarán para esa hora

llegando hacia el bebedero.

De vez en cuando el cigarro

envuelto en su humo negro,

le prende su lucecita

cuando Juan pita de nuevo.

La tarde se va tapando

con su viejo poncho negro

y resplandece la noche

en los ojos del lucero,

Juan toma el último trago,

le paga al bolichero

y sale como tanteando

las cicatrices del suelo.

Se sube a su caballo

tira hacia atrás el sombrero.

Y remonta en sapucai

ese callado silencio,

lo grita con toda el alma

y le retumba en el pecho,

¡es que tanta soledad

Quiere escapar de su cuerpo!!

Sapucai:. Grito, alarido