Excluido
Eres el ansiado manantial,
que se esconde,
en lo más alto de la colina
sediento llegue a sus pies,
humedecí mis labios en sus aguas,
calmó mi sed,
restaurándome a la vida.
Hermosa su montaña,
bellas las orquídeas de sus florestas,
placidas sus aguas,
pero el venero tenía dueño,
y no pude volver a beber,
del agua vivificante de su fuente.
Arrollo de límpidas mesuras,
ecos de cascadas lejanas,
cóncavos cauces de sus aguas,
no dejes de ser cristalino arroyo,
aunque sus frágiles aguas,
sean para calmar la sed,
de otros labios.
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