ESA TIBIA FRANJA
Primero hubo lenguas de color naranja,
en el silencioso atardecer,
luego las sombras vinieron aparecer,
junto a la neblina esa tibia franja.
El sol al caer suspiraba,
unido al susurro de las aves,
que se hablaban en claves,
mientras que un árbol se agitaba.
Esa noche de manto oscuro,
en el cielo sin un sonido,
las estrellas hacían su nido,
emitiendo su color blanco puro.
Casi dormidos los suaves vientos,
a los ondulados cerros acariciaban,
para ellos era la delicia que esperaban,
y para la neblina era tener movimientos.
J. Jesús Ibarra Rodríguez.
México. D . R .
Imagen de Internet.
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