Caminos, veredas verdes campos olor de azucenas a veces nardos. Tules y sedas asì son tus manos. Me pierdo en la noche en ti buscando la miel que hay en tu boca para el roce de mis labios. Oigo pisadas y no son tus pasos miro los cielos pero estàn siempre rasos. ¿ Que serà de aquella estrella donde en ella nos posamos? Siempre llegaba yo antes y sentada te esperaba aparecias siempre con flores que con besos me entregabas. Mi abrazo era tu abrigo mi cuerpo tu casa y prado la luna de compañera el cielo como tejado. Abro los ojos entre sedas te dibujo con mis labios. Mari Orquidea Blanca Derechos reservados
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