ELLOS NO HABLAN PERO SON UNA BENDICIÓN
Que tristes se miran los árboles,
cuando se duerme la tarde,
sus hojas verdes y brillantes,
se tornan oscuras y opacas.
Las estrellas que tapizan la noche,
son compañeras de sus altas copas,
y el canto acompasado de los grillos,
en la soledad los alegra.
A veces llegan las aves,
con sus entreverados trinos,
y moviendo sus ramas,
les avisan que allí dormirán.
Se despiertan con el sol,
y sus tallos obtienen calor,
las nervaduras el color,
ellos no hablan pero son una bendición.
J. Jesús Ibarra Rodríguez.
D.R. México . 2018 .
Comentario
Iris Girón Riveros
Distinguida y fina poeta, mil gracias por visitar mis letras.
Tu poética apreciación del contenido del poema es muy generosa, clara y real.
Los arboles siempre estarán acompañando a los seres humanos.
Recibe mi amistad constante con un abrazo fraternal.
Que tengas días venturosos.
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