El ser humano, criatura pensante,
amo del mundo, de todo constante,
pero su huella, profunda y letal,
marca la tierra con su bien y su mal.
De su ingenio nacen maravillas,
puentes de hierro, ciudades sencillas,
pero en su paso, arrasa y destruye,
la naturaleza clama y murmulla.
Bosques caídos, ríos sin vida,
mares cubiertos de sombra y ceniza,
espejos rotos del cielo que fue,
lloran al ritmo de su gran poder.
La guerra ruge con fuego y acero,
mientras los campos se vuelven desiertos,
vidas se pierden por ansias y odios,
muerte sembrada en el suelo glorioso.
Extingue especies sin mirar atrás,
los cantos callan, la selva no está,
y en su codicia, en su afán de más,
consume todo sin freno ni paz.
Pero en su pecho, también late un don,
la luz de un cambio, un noble perdón,
puede sanar lo que ha destruido,
dejar el caos y ser redimido.
Oh, ser humano, espejo y reflejo,
del bien y el mal, del todo y del tiempo,
¿Elegirás ser el verdugo o guía?
Tu decisión, será tu poesía.
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