EL PECADO

[Delia Pilar]

¿Qué es el pecado? Consultando el diccionario…

Acción o cosa lamentable, falta u ofensa. Para las religiones: falta cometida con conciencia contra la ley de Dios o contra algún precepto de la doctrina.

Conviene aclarar que de haber conciencia sería imposible cometer falta grave pues ésta es producto de la inconciencia por lo que dicha definición es contradictoria. Convengamos que el único pecado válido es la inconciencia y la única virtud es la conciencia puesto que de existir esta última sería imposible matar, violar, robar, torturar y explotar a otros seres.

Si nos limitamos a un funcionamiento mecánico seremos, con el tiempo, muy diestros y habilidosos pero ello, de ninguna manera, garantiza conciencia; por lo tanto, correremos el riesgo de caer en actitudes violentas. La conciencia es una llave maestra, abre todas las cerraduras de la existencia, te libera.

Conciencia significa vivir el presente, alerta, atentos a nosotros mismos y a nuestro entorno, respondiendo a las situaciones del momento, serena y adecuadamente. Si esta no existe el humano se comporta como un robot, en forma mecánica ­-su pasado condiciona sus actos-.

Somos espejos que reflejan y de ahí surgen actos completamente espontáneos que responden a la necesidad del momento, no es una reacción condicionada por el pasado.

El hombre de conciencia responde sin influencias de su pasado y eso tiene belleza y naturalidad. La conciencia y la existencia son como un río, cambian a cada instante, no puede haber respuestas iguales en toda situación.

Cuando nos sumergimos en nuestra luz interior dejamos atrás la turbulencia –imaginemos el mar que tiene oleaje en la superficie y calma en la profundidad-, los errores y equivocaciones de la periferia comienzan a desaparecer. En lo más profundo de nuestro ser solo hay silencio, alegría y luz. Seremos mucho más que una buena persona pues la bondad se convertirá en un subproducto que nos seguirá como una sombra, se convertirá en nuestra forma de ser, no será producto de la represión; nos convertiremos en personas concientes. La bondad que se logrará será aquella que no soba ni lame, sino que desentraña y pelea, que como una espada se levanta contra la mentira y la complicidad. Nos convertiremos en seres de corazón puro, seremos los no doblegados, los insumisos, los ricos de espíritu y de nosotros será el Reino de la Tierra.

El hombre bueno es producto de la represión y esto no tiene muchos méritos pues ahí están todos sus defectos aletargados, como un tigre agazapado, esperando cualquier momento de debilidad para saltar y clavar garras y colmillos. Serio permanentemente, haciendo un esfuerzo para mantenerlos a raya, impidiendo su eclosión. Como todos sus defectos están ahí presentes juzga a los demás según su vara y, de la misma forma, condena; no puede aceptar a los demás, vive en constante conflicto.

Los sistemas morales son conveniencias sociales, útiles solo para la sociedad que las dicta, no para el individuo. La conciencia nos trae relajación, calma, serenidad y silencio; ella  conduce a la Divinidad y el bien es un valor añadido, viene por sí solo.

 

Delia Checa - D. A. R.

Mendoza, Argentina

[Vilma Lilia Osella]

Una reflexión que nos invita a un examen de conciencia. Somos buenos hijos de Dios. Batallamos todos los día con la violencia, producto de la inconciencia. Y alcanzamos el bien, hasta done se nos da la posibilidad del momento.

Gracias Delia

[Delia Pilar]

Muchas gracias por tu comentario reflexivo, Mary. 

[Liliana MarIza Gonzalez]

"El hombre bueno es producto de la represión"  Es verdad que es más fácil hacer lo malo que lo bueno, ahí esta lo meritorio, que sabiendo hacer lo malo, prefiere hacer lo bueno . 

Para reflexionar

mary

[Delia Pilar]

Muy agradecida, Amaralis.

[Delia Pilar]

¡Muchas gracias, Críspulo!

[Delia Pilar]

¡Muchas gracias, apreciado Benja!

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Delia, gracias mil por esta extraordinaria reflexión, te deseo mucha paz en este domingo de reposo, Amaralis

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Muy buen texto, Delia Pilar!