EL NIDO (Díptico, alejandrino)
I - AL TIEMPO, MI MAESTRO
Íbamos por la senda caminando arrogantes:
En las manos caricias, en los ojos estrellas
que alumbrando caminos nos mostraban las huellas
dejadas por los pasos de antiguos peregrinos
cuyos rumbos lejanos borrados por el viento
del huracán del tiempo, ya no se dejan ver.
Es que es bueno, me digo, hermanos bienamados
recordar el pasado con lo que acontecía.
Con lo que iba quedando; con todo lo logrado.
Y en lo que fue mi caso, con todo lo perdido
por lo que no sabía, pero supe después
II - REVELACIÓN
Cuando el alma se planta porque encontró lo suyo
y el cuerpo se calienta con el ser añorado
que permite en su abrazo que las sonrisas fluyan
para gestar con ellas el beso que descubre
la clave del misterio de la perpetuación…
es que ha llegado el tiempo de preparar el nido
con puntillas y plumas y un lugar para Dios.
El que debe ser blando y con salas muy limpias
para amasar los panes con harina y arroz…
Porque el nido perfecto, el que no se arma solo
requiere del esfuerzo y el trabajo de dos.
Es bueno, lo repito, recordar y pensarse
unidos y aferrados al calor de ese nido
que brilla hoy consagrado por Dios y mis amigos
en el fulgor del oro de una Celebración.
Amanda Patarca
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