En el cielo brilla un lucero,
como un faro en la inmensidad,
y la tierra se viste de sueños
bajo el manto de la Navidad.
Un susurro de paz va llegando,
entre villancicos y amor,
las risas de niños resonando,
encienden el mundo en calor.
El árbol decora esperanzas,
con luces que laten de fe,
y en cada regalo que alcanza
se envuelve un abrazo también.
La mesa se llena de historias,
de manos que vuelven a unirse,
y el alma revive memorias
que nunca logramos despedirse.
En el frío, el calor del encuentro,
en la noche, un manto de bondad,
es el milagro que late en el centro
del corazón en esta Navidad.
Que el amor sea el gran mensajero,
que la estrella nunca deje de guiar,
y que el 2025 sea entero
un canto de paz para celebrar.
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