EL ARROGANTE

[Hildebrando Rodríguez]

EL ARROGANTE

 

Es un ser despreciable el arrogante,

por su incapacidad, es iracundo;

se cree tener todo el poder del mundo,

y molestan sus aires de farsante.

           

Cada cosa que hace, es un desplante,

nunca valora la misión ajena;

y el triunfo de otro ser, le causa pena

pues no quiere tener nadie adelante.

 

Su realidad efímera y maltrecha

en toda sociedad es indeseable;

porque se cree festivo y agradable

y firme como está taladro y mecha.

Busca triunfar, y a los demás desecha,

siendo en su intimidad un vil cobarde,

que encuentra vana gloria en el alarde

por lo poco que atiende a su conciencia,

y es por lo bajo de su inteligencia,

que se siente feliz, cuando otro arde.

Hildebrando Rodríguez

 

Mérida-Venezuela, 24 de febrero del 2021

[Donald]

  En tus letras dibujas un personaje que esta matando a su pueblo, a los que en el creyeron y que luego traiciona a costa de lo que sea en su propio beneficio. "Y se cree un rolo he vivo".

 Un saludo mi estimado  Merideño (Gocho)..jeje Donald

[Teodora E. Leon Salmon]

Toda una verdad dicha en sus versos, estimado poeta.
Saludos cordiales
Teodora

[Iris Girón Riveros]

Cuán acertado y veraz es vuestro poema

que al Arrogante se refiere usted poeta,

realmente, esas poses de alarde, hacen grieta

en todo ser que brinda la amistad suprema.

FELICITACIONES Maestro Hildebrando.

[Aimee Granado]

Analfabetos emocionales aquellos que con su arrogancia inflan su ego y se erigen como monarcas de la vida con sus petulantes vanidades.

La arrogancia es el sentimiento de superioridad  basado en la falsa creencia de que merece mayores privilegios o concesiones que el resto.. Se vale de la altanería, de la prepotencia con ese andar presuntuoso por la vida acompañando por la soberbia.

Para la psicología, la arrogancia surge como consecuencia de la necesidad de alimentar o proteger un ego frágil. De este modo, funciona como un mecanismo de compensación en el cual la persona arrogante disfraza sus carencias de autoestima. 

Gracias Maestro por esta joya de su inspiración que nos deja como siempre  una enseñanza fecunda que retroalimenta y motiva.

Un abrazo desde el alma.

[Delia Pilar]

¡Cuánta razón tienes, Hildebrando! Indudablemente que todos estos alardes y desplantes son porque padece un complejo de inferioridad, por ello la única solución que se le ocurre es disminuir a los demás. Un poema didáctico que me encantó porque "retrata" un tipo de personalidad en forma muy fidedigna. 

¡Felicitaciones y toda mi gratitud por tu aporte!

[María Loli]

Triste vida sin nadie que lo acompañe...Triste realidad de quien busca estar solo con sigo mismo en la "maldad"

Un placer siempre leerte Hildebrando

Un abrazo

[Maria Beatriz Vicentelo Cayo]

Su realidad efímera y maltrecha

en toda sociedad es indeseable;

porque se cree festivo y agradable

y firme como está taladro y mecha.

Busca triunfar, y a los demás desecha,

siendo en su intimidad un vil cobarde,

que encuentra vana gloria en el alarde

por lo poco que atiende a su conciencia,

y es por lo bajo de su inteligencia,

que se siente feliz, cuando otro arde.

Muy bien escrito:  La felicidad de unos es la desgracia de otros.

Sobre todo de quien vive comparándose,  de quien vive pendiente de los demás y si,  se cree superior y actúa de forma arrogante;  lo que le hace suponer, tener el  derecho de mirar por encima del hombro a los demás.  Se crea un falso mundo de poder por ende de superioridad.  Y a la hora de la hora,  sus limitaciones quedan bien demostradas.  No está seguro de nada y eso lo ata de manos; porque como quiere ser el mejor, el superior,  siempre otra persona que piense y  sea mejor que él.  Su "yo" se siente muy afectado cuando se da esa situación.

En cambio el ser humilde, puede darse el lujo de "equivocarse" sin que eso resquebraje su personalidad; y, reconoce sus límites sin que ello perjudique el YO de la persona lo cual  permite que siga avanzando.

En consecuencia el arrogante es un inmaduro emocional,  absolutamente!

Ah mi lindo señor, cómo agradecerle tanta sabiduría compartida y todavía en maravillosos versos!  ¡Cómo!  Dígame usted por favor.

Mi admiración constante, plena y total mi amado señor!!